lunes, 24 de agosto de 2009

LE TISSIER , EL CONFORMISMO HECHO ARTE




Hay jugadores que son grandes por su palmarés, por ser protagonistas de un momento histórico para un club o una selección o por disponer de unas condiciones innatas para el fútbol. Otros, en cambio, triunfan a menor escala, se conforman con ser un pequeña parte de este deporte. Ése es el caso de nuestra última, pero no menos importante, leyenda de la Premier. En el tintero quedarán futbolistas que marcaron época, que triunfaron durante una etapa determinada en uno de los grandes del campeonato inglés. Que nos disculpen los Bryan Robson, Kevin Keegan, Ian Rush...pero el último capítulo está reservado para Matt Le Tissier.

Es difícil encontrar un futbolista que, con tanto talento, haya conseguido tan poco a nivel de títulos. Sin embargo, el recuerdo que el futbolista nacido en Guernsey ha dejado a los aficionados en las Islas, cuanto menos a la hinchada del Southampton, es el trofeo más preciado. Sus vaselinas, disparos de larga distancia, regates y fintas inverosímiles o elegancia en la definición son una cita obligada en cualquier hemeroteca de la Premier. En el equipo de toda su vida, donde pasó 16 años de sufrimiento y alegría, de urgencias y disfrute, 'Le God' (apodado así por sus propios aficionados) se divertía, y eso se notaba.

En el Victorian former ground, Le Tissier forjó su leyenda. Sus goles, su fidelidad por el club de Hampshire le elevaron a la categoría de mito. Ni los grandes de la Premier ni del resto del continente eran suficiente tentación para que 'Le God' abandonara el club de sus amores. Prefirió pelear por la permanencia junto a los suyos antes que pasear su imaginación por los mejores campos de Europa. Él sólo buscaba pasárselo bien; la gloria y el éxito, para otros. De ahí que su estado físico rozará siempre con el límite de la profesionalidad. Con pequeña tripa, algo desgarbado y con presencia de un delantero torpe por abajo y contundente por arriba, Le Tissier engañaba a sus rivales mejor que a las calorías que le castigaban por su gusto por las hamburguesas o el chocolate.

Como buen inglés, 'Le God', o 'The fat', que era como el propio Le Tissier veía más justo que le llamasen, tampoco escondía su predilección por la cerveza. Esos excesos le apartaron de tener continuidad con su selección. Prefirió jugar con Inglaterra antes que con Francia, pero los 'pross' tan sólo le emplearon para partidos menores, ni una Eurocopa y ni siquiera un Mundial. El talento de 'Le God' era propiedad exclusiva de los 'Saints' y del verde de 'The Dell', donde Le Tissier era grande. Allí marcó una época, enfundándose en más de 500 partidos la elástica rojiblanca y marcando más de 200 goles.

Entre otras cosas, Le Tissier será recordado por su sangre fría, lo que le llevó a fallar un único penalti en medio centenar de lanzamientos. Mark Crossley, aquel 24 de marzo de 1993, frenó lo que podía haber sido una racha histórica al salir victorioso de los once metros. Otros hubieran fruncido el ceño, hecho alguna mueca de desaprobación, pero 'Le God' no. Él formaba parte de un juego, nada más. Y es que como el propio jugador inglés decía, "no estamos aquí por mucho tiempo, sino que estamos sólo para pasar un buen rato", como el que nos hace pasar él cada vez que recordamos sus grandes momentos.


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