lunes, 10 de agosto de 2009
ERIC CANTONÁ , UN DIABLO EN EL OLIMPO
La historia del fútbol la hacen las gestas, los goles, los resultados, la épica, las remontadas, las victorias, las derrotas y las ilusiones. Pero, por encima de todo eso, están los jugadores. Ellos son los verdaderos protagonistas de este deporte y sólo algunos afortunados son siempre recordados. Eric Cantona es uno de ellos.
Tal vez uno de los mejores futbolistas franceses de todos los tiempos, Eric nació un 24 de mayo de 1966 en Marsella. Pronto, muy pronto, comenzó a despuntar en las categorías inferiores y fue el Auxerre el que le dio la ‘alternativa’ allá por el año 1983. Su talento todavía era su mejor secreto y en el Martigues, equipo en el que jugó cedido, no lo sabían.
Es por eso que volvió al Auxerre, vistiendo su camiseta hasta 1988. Sus 21 goles en 68 partidos le abrieron las puertas del equipo de su ciudad natal, el Olympique de Marsella. Su escaso rendimiento hizo que, al año, hiciera las maletas y se marchara al Girondis de Burdeos, pero poco duró esta aventura porque en ese mismo año, en 1989, viajaría a Montpellier.
[foto de la noticia]
REPORTAJE
Las locuras de un genio
Por aquel entonces su fuerte carácter hacía invisible su gran habilidad para jugar de delantero. En una ocasión lanzó las botas a la cara de un compañero y fue suspendido durante 10 días. Por eso y por su corta aportación anotadora, en 1990 volvía al Olympique de Marsella, donde tenían la difícil misión de encauzar su personalidad, pero fue inútil.
Se marchó a Inglaterra buscando estabilidad
Los directivos se cansaron de esperar una mejoría y decidieron traspasarlo al Nimes, donde apenas marcó 2 goles en 16 partidos. Harto de tanto ir y venir, Eric buscaba una cierta estabilidad y una fuerte dosis de confianza en su juego. En 1992 decidió cruzar el Canal de la Mancha. Su decisión no pudo ser más acertada.
El destino, Leeds, previo paso por el Sheffield Wednesday, donde estuvo a prueba unas semanas. Ya en el Leeds United, Cantona logró adaptarse y ayudó al equipo a conquistar la First Divisíon (ahora Premier League) después de casi veinte años sin lograrlo. Jugó 28 partidos en los que logró marcar 9 goles. Pero esto no impidió que, ese mismo año, una persona viera en él una estrella. Sir Alex Ferguson, cazatalentos por excelencia, puso sus ojos y sus esperanzas en ese joven y desconocido jugador de 26 años de etnia gitana.
El técnico escocés se propuso un reto: debía moldear a un futbolista polémico, como si fuera un domador de fieras, y convertirlo en un gran jugador. Y lo consiguió. Se convirtió en la primera y única persona que logró pulir un diamante que brilló con luz propia durante cuatro maravillosos años.
Marcó un total de 53 durante cuatro años, promediando una media de un gol por cada dos partidos
Cantona vistió la camiseta del Manchester United durante cuatro temporadas en las que logró convertirse en uno de los grandes futbolistas de la historia del club. Ahora su talento lograba dejar atrás su fuerte temperamento, aunque el carácter siempre iba cosido a sus goles. Marcó un total de 53 durante cuatro años, promediando una media de un gol por cada dos partidos.
El United volvió a ganar la Liga tras casi 30 años sin hacerlo
El francés formó parte de un impresionante equipo donde había talentos de la categoría de Mark Hughes, Paul Ince o Roy Keane, además de excelentes promesas como Ryan Giggs o Paul Scholes. Con todos ellos llegó la hegemonía del Manchester United en las Islas Británicas, un equipo que llevaba casi treinta años sin levantar un título liguero. También llegaron las 2 Copas de Inglaterra de 1994 y de 1996, pero el título que siempre se le resistió a Cantona fue la Champions League.
Era la época dorada de los ‘red devils’ con un Cantona que puso de moda el teatro, el de los sueños, Old Trafford. Pero entonces, volvieron a aparecer los fantasmas del pasado, que nunca olvida. Era 1995 y Cantona jugaba un partido en Londres contra el Crystal Palace. Tras ser expulsado, Eric caminaba por la banda para abandonar el campo cuando un aficionado le increpó con insultos racistas.
El otro ‘diablo’ que llevaba dentro volvió a florecer, pero esta vez en forma de patada voladora contra el aficionado, además de varios puñetazos. Esto marcó un antes y un después en su carrera. El jugador fue condenado a siete días de cárcel, pero finalmente sólo cumplió 24 horas. Además, fue sancionado 10 meses y el Manchester también le castigó duramente. El incidente también le costó no volver a la selección francesa, donde nunca llegó a brillar del todo por las tensas relaciones con el seleccionador, Henri Michel.
Siempre se le recordará con el cuello levantado
Sin embargo, son muchos los que le recuerdan por su contribución al fútbol-espectáculo. Cantona, con sus míticos cuellos de la camiseta levantados, personificaba como nadie el carácter y el temperamento dentro de un terreno de juego. Su dureza caminaba de la mano de su enorme calidad con el balón, de su potencia en el disparo, de su clase y estilo a la hora de conducir la pelota. Todo ello contribuyó para que el ‘príncipe gitano’ se convirtiera en el ‘rey’ del fútbol inglés.
En 1997 decidió colgar las botas a la edad de 31 años. Desde entonces se dedica a jugar a fútbol playa, protagonizar anuncios y actuar en diferentes películas. Años más tarde declaraba las razones de su retirada. “Perdí la pasión por el fútbol. Yo siempre jugué para divertirme y cuando dejé de divertirme, me fui”.
Y tenía razón. Cantona era un jugador que se divertía y que divertía. Verle jugar era algo mágico, era un diablo tocado por el cielo, un genio y figura, una estrella fugaz que alumbró el fútbol durante la década de los 90. En definitiva, un diablo en el Olimpo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario