lunes, 10 de agosto de 2009
EFFENBERG , EL JEFE CON MALAS PULGAS
Hay miradas que matan como la de Stefan Effenberg, uno de los grandes capos de la historia del fútbol alemán. Su cara de pocos amigos era su seña de identidad y el centro del campo su territorio. Allí sólo mandaba él con una autoridad que infundía respeto a rivales y compañeros. Carácter ganador, competitividad extrema y una capacidad para trabajar 'made in Germany' unida a una gran calidad individual y un golpeo de balón temible.
El conjunto bávaro le fichó en 1990 pero le vendió sólo dos años después a la Fiorentina, coincidiendo con el regreso de Lothar Matthaus. Demasiados gallos en el mismo corral.
El periplo futbolístico de Effenberg (Niendor, 2 de agosto de 1968) arranca en el Victoria de Hamburgo, desde donde dio el salto a la Bundesliga en 1987 para formar parte del histórico Borussia Mönchengladbach. Su progresión imparable le catapultó hasta el Bayern de Munich, el club que marcaría su carrera y donde jugaría su mejor fútbol. El conjunto bávaro le fichó en 1990 pero le vendió sólo dos años después a la Fiorentina, coincidiendo con el regreso de Lothar Matthaus. Demasiados gallos en el mismo corral.
'Effe' no encajó en el Calcio y regresó a Alemania tras el Mundial de Estados Unidos de 1994. Su temperamento salió a relucir allí con la 'Mannschaft', a donde no volvería nunca más tras ser expulsado por dedicar un corte de mangas a los aficionados. En su segunda etapa en la Bundesliga, volvió a recorrer el camino conocido. Primero en el Mönchengladbach y después en el Bayern de Munich, a donde regresó en 1998 con plenos poderes para alcanzar la madurez futbolística.
Campeón de Europa en 2001
Fueron sus mejores años junto a Kahn, Elber, Jeremies, Scholl y compañía. Aquel Bayern volvió a reinar en Europa (2000/01) 25 años después tras vencer en la final al Valencia, con gol de penalti del jefe incluido. En la Champions, Effenberg las tenía tiesas con el Real Madrid cada vez que se cruzaba en el camino de los blancos. Eran partidos de alta tensión en los que siempre afloraba su carácter desafiante y pendenciero.
Fuera del campo, también sabía ganarse enemigos. Le quitó la mujer a su compañero de equipo Thomas Strunz. Donde manda capitán no manda marinero, y Effenberg fue un líder allá donde fue. Estuvo a punto de fichar por el Atlético de Madrid pero terminó sus días de fútbol en Qatar tras pasar por el Wolfsburgo. Actualmente, se entretiene comentando partidos en una cadena alemana.
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