domingo, 26 de octubre de 2008

JUST FONTAINE , EL VIEJO FUSIL


Cincuenta años después de marcar trece goles en la Copa Mundial de la FIFA Suecia 1958, el francés Just Fontaine ha entrado definitivamente en la leyenda al poseer el récord más antiguo de la historia no sólo del fútbol, sino de todo el deporte. Quien fuera ariete del Stade de Reims, que pronto cumplirá los 75 años, el 18 de agosto, no se ha perdido ninguna Copa Mundial de la FIFA desde entonces, y confiesa que este récord de trece dianas le hace pensar "en una broma grandiosa".

Oriundo de Marrakech, en Marruecos, hijo de padre normando y de madre española, Fontaine se estrenó como profesional en el US Marocaine de Casablanca, donde jugó entre 1950 y 1953, antes de fichar por el OGC Niza, con el que logró 44 tantos en tres temporadas. En 1956 se incorporó al Stade de Reims, el club más potente del fútbol francés en aquellos tiempos, para cubrir la marcha de Raymond Kopa al Real Madrid. Perforó la meta contraria 121 veces en seis campañas, de las cuales pasó una prácticamente en blanco debido a una grave lesión en una pierna.

En total, su olfato goleador le sirvió para sumar 165 realizaciones en 200 partidos de la primera división (una media de 0,825 por encuentro), y fue el mejor artillero de la liga en dos ocasiones, en 1958 y 1960 (y dos veces segundo, en 1957 y 1959). Fontaine era capaz de marcar desde cualquier posición, con ambos pies y de cabeza. "Salto tanto para rematar de cabeza que cuando bajo tengo nieve en el pelo", dice riéndose.

Este goleador inigualable entró en la historia de la mano de la selección francesa. Desde 1958, cada vez que se disputa una Copa Mundial de la FIFA, el nombre de Just Fontaine vuelve a situarse en un primer plano. No obstante, todo comenzó sin grandes ambiciones: los Bleus fueron los primeros en llegar a Suecia porque, según los medios de comunicación nacionales, iban a ser también los primeros en irse.
Me divierte pensar que algunos de mis goles fueron inspirados por la adición de dos espíritus en el interior de un mismo zapato
Fontaine y los botines prestados por Stéphane Bruey

Absorto por las celebraciones de su doblete de liga y copa con el Stade de Reims, Just Fontaine no se había dado cuenta de que una de sus botas de fútbol acababa de pasar a mejor vida. "En aquella época sólo teníamos dos pares de botas, y no había patrocinador. Me encontré sin nada. Por fortuna, Stéphane Bruey, uno de mis compañeros suplentes, calzaba el mismo número que yo, y me prestó las suyas. Seis partidos y trece goles más tarde, se las devolví. Me divierte pensar que algunos de mis goles fueron inspirados por la adición de dos espíritus en el interior de un mismo zapato".

"Justo era el delantero que se adaptaba perfectamente a mi juego. Él percibía perfectamente lo que yo hacía, y yo estaba seguro de encontrarlo al otro lado de mis regates", explica Raymond Kopa, elegido mejor jugador de Suecia 1958, una edición que también representó el debut de otro "genio", Pelé, quien iba sin prisa pero sin pausa.

Y según fueron transcurriendo los partidos, crecieron los goles de Fontaine: tres contra Paraguay (7-3), dos contra Yugoslavia (2-3), uno frente a Escocia (2-1), dos contra Irlanda del Norte (4-0), uno contra Brasil (2-5) y cuatro ante la RFA (6-3) en la final de consolación.

Pero Justo no pensaba entonces demasiado en el récord. La derrota en semifinales a manos de Brasil supuso una decepción. "Perdimos aquel partido 2-5, pero jugando con diez hombres durante toda la segunda parte. Cuando yo acababa de empatar a unos, Robert Jonquet se lesionó, y en aquella época no se podía sustituir a un jugador lesionado... Aquel partido fue un gran disgusto".

Ni siquiera sus trece goles (siete con la pierna derecha, cinco con la izquierda y uno de cabeza) borran este fracaso. "Ser el máximo goleador, sabe, en aquella época a nadie le importaba mucho. Yo marqué goles porque mi entendimiento con Kopa de repente fue bueno, porque nos alegrábamos de estar todos juntos y porque el equipo practicaba un fútbol ofensivo. En seis partidos, llegamos a marcar veintitrés tantos".
Kopa había sido designado antes del partido para los penales. No se me hubiera ocurrido pedirle que me dejase tirar a mí
Fontaine y el no haber pedido patear ese último penal

De este modo, Just Fontaine vio puerta al menos una vez en cada contienda, un desempeño que comparte con Jairzinho. Y este registro podría haber sido más amplio todavía si hubiese lanzado un penal contra la RFA en el último choque. "Kopa había sido designado antes del partido para los penales. No se me hubiera ocurrido pedirle que me dejase tirar a mí", recuerda.

Fontaine explica con modestia este éxito argumentando que los futbolistas no se conocían de un continente a otro, mientras que ahora "todo queda registrado y analizado, y se sabe todo sobre el adversario".

Como recompensa a su gesta, un periódico sueco le regaló un fusil que simbolizaba el título de máximo goleador. Hay una bota de oro en el salón de su casa -situada en el número... trece de una calle de Toulouse-, aunque se trata de un regalo del inglés Gary Lineker, principal anotador de la Copa Mundial de la FIFA 1986.

Dos años más tarde, Just Fontaine conseguía en París, frente a Chile, sus tantos 29 y 30 con el combinado nacional, que serían los últimos. Entre su estreno, el 17 de diciembre de 1953 (un triplete contra Luxemburgo), y su despedida, el 11 de diciembre de 1960, ante Bulgaria, hizo 30 goles en sólo 21 convocatorias, un increíble promedio de 1,43 por partido.
Es una pena, aún no había vivido mis mejores años
Fontaine sobre su prematuro retiro

Entretanto, fue víctima de una entrada mal calculada frente al Sochaux, en la liga, y sufrió una doble fractura de tibia y peroné. Con ánimo y trabajo, pudo regresar a los terrenos de juego, pero el 1 de enero de 1961, en el partido de su reaparición, ante el Limoges, su pierna cedió de nuevo por el mismo sitio. Just Fontaine no había cumplido los veintisiete años y su carrera terminó oficialmente el 5 de julio de 1962. "Es una pena, aún no había vivido mis mejores años", se lamenta amargamente.

Pese a todo, no perdió el contacto con el mundo del fútbol, y fundó en Francia la Unión Nacional de Futbolistas Profesionales (UNFP), el sindicato de jugadores. Luego fue el primero de su promoción de entrenadores, y en 1967 se convertiría en "el técnico más meteórico de la selección francesa": dirigió dos partidos amistosos, ambos saldados con derrota, lo que provocó su destitución. Otro récord en su haber, aunque sin duda este preferiría no tenerlo.

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