viernes, 31 de octubre de 2008

BOBBY CHARLTON , EL GRAN CABALLERO DEL IMPERIO BRITANICO





Sir Robert Charlton, como se le conoce de forma oficial, es uno de los tres componentes de la selección inglesa que ha logrado superar la barrera de los cien partidos internacionales, además de ganarse un gran prestigio por su corrección. Billy Wright, que llevó el brazalete de capitán en 90 ocasiones, fue el primero en ingresar en el club de los cien en la década de 1950, y Charlton y Bobby Moore, que alzaron la copa Jules Rimet en su propio país en 1966, fueron los siguientes. Mientras Wright y Moore ocuparon posiciones similares en la retaguardia inglesa, Charlton fue un jugador más ofensivo, que brilló primero por la banda y terminó de media punta por el centro. Sin embargo, los tres lograron ganarse el respeto de todo el mundo por su determinación y contundencia, pero sin juego duro.

Las principales virtudes del joven Charlton eran su velocidad y sus fintas. Conforme creció como futbolista, su posición se fue desplazando hacia el interior del campo y se convirtió en el pivote ofensivo de su equipo. Su depurada técnica en la organización del juego y la facilidad pasmosa con que adivinaba la posición de cada uno de sus compañeros le permitían repartir pases milimétricos por todo el terreno de juego. Además, tenía una potencia de disparo poco habitual para su baja estatura (1,73 m), gracias a la cual llegó a marcar prácticamente un gol por cada dos partidos con la camiseta de Inglaterra, una gesta nada despreciable en el curso de 105 encuentros con el combinado nacional. Sus 49 dianas, una más que los que anotó Gary Lineker, un delantero puro, lo convierten en el máximo goleador de la selección inglesa, y sólo el guardameta Peter Shilton lo supera en cantidad de convocatorias.




Triunfo y tragedia
Cuando Charlton jugaba en el equipo de su colegio, en Northumberland, su asombroso talento atrajo la atención del jefe de ojeadores del Manchester United, Joe Armstrong. Muchos se disputaron al joven prodigio, pero al final fue Matt Busby, el entrenador de este club, quien se hizo con la codiciada firma. En julio de 1953, Charlton abandonó Northumberland y se mudó a la ciudad de Manchester. Tras pasar un tiempo trabajando como aprendiz de ingeniero, por cierto muy cerca de Old Trafford, firmó su primer contrato profesional a los 17 años de edad. En octubre de 1956, el mes en que cumplió 19 años, debutó en el primer equipo del Manchester United en un partido contra el Charlton Athletic y celebró la ocasión marcando dos goles.

El Manchester United logró el título de liga esa temporada, al que Charlton contribuyó como extremo zurdo con diez goles en 14 partidos. Una final de la Copa de Inglaterra y una semifinal de Copa de Europa parecían ser el preludio de logros más importantes, pero la fatalidad se cebó en el equipo. El equipo de Busby sufrió un accidente aéreo en Múnich, el 6 de febrero de 1958, en el que perdieron la vida ocho jugadores. Charlton, a la sazón con 20 años de edad, salió disparado del avión todavía sujeto a su asiento. Aunque resultó ileso, las secuelas mentales que le quedaron por la pérdida de tantos compañeros en circunstancias tan dramáticas muy pronto se hicieron patentes.

Busby reconstruyó el grupo lo mejor que pudo, e hizo de Charlton la piedra angular de su nuevo equipo. El éxito retornó a Old Trafford en 1963 con una victoria en la Copa de Inglaterra, seguida por títulos de liga en 1965 y 1967. La gloria llegó para Charlton en su país la temporada siguiente cuando, diez años después del desastre aéreo de Múnich, el Manchester United derrotó al Benfica por 4-1 en Wembley en la final de la Copa de Europa y se convirtió en el primer equipo inglés que alzaba el codiciado trofeo. Para Charlton (autor del primer y el cuarto de los goles de su equipo), Busby y el guardameta Billy Foulkes, el otro jugador superviviente del accidente que seguía en el equipo, fue un momento especialmente emotivo.

Primeros pasos en la selección
El debut internacional de Charlton se produjo el 19 de abril de 1958. A pesar de que habitualmente ocupaba la banda izquierda, aquel día ocupó el flanco derecho como mediocampista defensivo pero, como ya ocurriera en su primer partido con el Manchester United, anotó un gol en la aplastante victoria por 4-0 sobre Escocia, en Hampden Park. "Todavía puedo oír el sonido del balón al introducirse en la red", rememora Charlton. "Después, sólo quedó el silencio".

Su rendimiento le permitió ser convocado para Suecia 1958, pero el combinado fue eliminado a las primeras de cambio por la URSS. Charlton no logró saltar al terreno de juego, y el entrenador Walter Winterbottom se arrepintió de haberlo convocado, ya que creía que el jugador todavía sufría las secuelas del accidente aéreo de Múnich.

Cuando se celebró la siguiente Copa Mundial de la FIFA, Chile 1962, Charlton ya se había afianzado en el equipo. Su primer gol en una Copa Mundial, contra Argentina, contribuyó a poner a Inglaterra en cuartos de final, antes de que la eliminara Brasil, a la postre campeona de aquella edición.

El brillo máximo de Inglaterra
El año 1966 quedó marcado en la memoria de los ingleses y fue uno de los mejores de Charlton, que contaba por aquel entonces 28 años de edad. Junto a su hermano Jackie, que se había convertido en un bastión de la defensa inglesa, Bobby fue el motor del equipo que triunfó en su propio país y recibió la copa Jules Rimet de manos de Su Majestad la Reina Isabel II el 30 de julio de 1966.

El torneo no comenzó nada bien, con un poco brillante empate a 0-0 frente a Uruguay. El combinado inglés necesitaba un revulsivo, y Charlton era el hombre. En el minuto 37 del partido contra México, el siguiente del grupo, Bobby recogió un balón suelto en la línea de medio campo. "Me interné y no tenía intención de disparar a puerta", comentó posteriormente en una entrevista. "No pensé que me dejarían seguir avanzando... y disparé". El balón se coló por la escuadra y, de este modo, Inglaterra encauzaba su camino hacia la final de Wembley.



Fue en la semifinal contra Portugal cuando se vio al mejor Charlton, que posteriormente sería elegido Jugador Europeo de aquel año. Su velocidad mantuvo en jaque a la zaga portuguesa, sus pases abrían espacios que sus compañeros no desaprovechaban y cuando se encontró ante la portería, explotó. Dos goles de Charlton, uno en cada mitad, fueron suficientes para que Inglaterra derrotara por la mínima (2-1) a Portugal. Especialmente el segundo llevaba su sello característico: un cañonazo al primer toque que se coló por la escuadra. Incluso uno de los jugadores portugueses lo felicitó con un apretón de manos.

En la final, el entrenador de Alemania Occidental, Helmut Schön, que sabía exactamente de dónde llegaba el peligro de la selección inglesa, puso a un joven pero brillante Franz Beckenbauer como su marcador. Cuando Bobby se incorporaba al ataque, Franz defendía, y cuando Franz atacaba, se encontraba a Bobby frente a él. Fue una batalla épica entre dos jugadores míticos. El definitivo 4-2 que lucía en el marcador al final de la prórroga indicaba claramente que Charlton había ganado el combate. El propio Beckenbauer ha admitido posteriormente: "Inglaterra nos derrotó en 1966 porque Bobby Charlton fue un poco mejor que yo".

Un final espectacular
Cuando Inglaterra viajó a México cuatro años más tarde para defender su título, Charlton, con 32 años de edad, seguía en plena forma. Como interior derecho en un equipo que había evolucionado de un 2-3-5 a un 4-2-4 y, posteriormente, a un 4-3-3, sus funciones eran más defensivas, pero no menos importantes. Tras superar la fase de grupos, Inglaterra se enfrentó a Alemania Occidental en cuartos de final, en una épica repetición de la final de 1966. Con su equipo venciendo por 2-1 y con 20 minutos por delante, el seleccionador inglés, Alf (posteriormente Sir Alf) Ramsey, retiró del terreno de juego a Charlton para preservarlo para la semifinal. Un gol de Uwe Seeler llevó el partido a la prórroga, durante la cual, Gerd Müller marcó el gol que dio la victoria a los alemanes y que consumó su venganza.

Éste fue el canto del cisne de Charlton con los colores de Inglaterra. Anunció su retirada tras el pitido final del choque disputado en León, su partido número 105 con la selección, con el que logró batir el récord de apariciones con la camiseta de Inglaterra que ostentaba Billy Wright.

Jugó otras dos temporadas con el Manchester United y participó por última vez con el equipo en abril de 1973. Su breve estancia como jugador-entrenador de otro equipo del noroeste, el Preston North End, le demostró que el mundo de los banquillos no era para él. Posteriormente, Charlton se dedicó a los negocios con notable éxito y fundó diferentes escuelas para jóvenes futbolistas.

En 1984, accedió a la Junta Directiva del Manchester United y fue invitado a formar parte de la Comisión del Fútbol de la FIFA. Desde entonces, ha trabajado para el Manchester y para Inglaterra, y ha sido reconocido como un brillante embajador del fútbol por su integridad como persona. Como dijo de él quien fuera su amigo y entrenador, Matt Busby: "Nunca ha existido un futbolista tan popular. Nadie se ha acercado tanto a la perfección como persona y como jugador".



Acerca de ... Bobby Charlton



"Cuando pienso en los grandes deportistas que han mantenido un proceder correcto a lo largo de toda su carrera, el primer y mejor ejemplo que me viene a la cabeza es Bobby Charlton".
"Bobby Charlton encarna, a mi entender, lo que significa ser grande: la humildad, tener los pies en el suelo y seguir siempre así, sin cambiar nunca. Es sorprendente que se pueda recorrer toda una carrera y mantener imperturbables esas cualidades".
Alex Ferguson, entrenador del Manchester United

"Bobby Charlton posee virtudes envidiables. Sobre todo, es un hombre callado que habla a través de la magia de sus botas. Allá donde íbamos, los aficionados al fútbol extranjeros, de todo el mundo sin excepción, sabían todo lo que hay que saber sobre Bobby Charlton. Era nuestro Pelé particular".
Alan Ball, compañero de equipo en la selección inglesa

"Lo que Bobby sabía hacer mejor que nadie era marcar goles. Puede que otros anotaran más, pero pocos marcaron goles tan espectaculares como los suyos. Sin embargo, Bob era mucho más que un goleador: se encontraba cómodo como extremo, en la delantera y en el medio campo".
Geoff Hurst, compañero de equipo en la selección inglesa

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