sábado, 25 de octubre de 2008

HOY HACE UN DIA FRITZ WALTER



El espectacular sol que ha lucido últimamente por tierras malagueñas hoy se ha tornado en un día gris, lluvioso y ventoso. Y no es una metáfora de la crisis del Malaga, sino que realmente hemos vivido un cambio radical de clima que ha dejado algún que otro árbol caído en mi ciudad y me ha reportado un buen resfriado. Era la realidad que se ha mostrado ante mis ojos al despertarme y al abrir la ventana de la habitación, he pensado: “Hoy hace un día Fritz Walter”.

Fritz Walter era el jugador estrella de la selección alemana que venció en el Mundial de Suiza de 1954. Era el líder indiscutible del equipo, debido a su tremenda habilidad como centrocampista y a su gran llegada. Pero Walter había contraído la malaria durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que los climas cálidos no le iban nada bien y solía jugar mucho mejor con lluvia y bajas temperaturas. En toda Alemania, especialmente en los estadios de fútbol, cuando hacía mal tiempo o se ponía a llover la gente solía definir ese estado climatológico como “Fritz Walter Wetter”, o tiempo Fritz Walter.

Cuando Alemania se presentó en Suiza para disputar el Mundial, pocos apostaban que llegaría lejos. El equipo no levantaba cabeza desde la guerra acabada nueve años atrás y pese a tener algunos jugadores de gran calidad, no parecía que fueran estorbo para la selección húngara, que en aquellos momentos parecía poco menos que invencible. Además de Walter, Alemania contaba con el entrenador Herberger, cuya obsesión por reconstruir el equipo que el mismo dirigía antes de la guerra fue un factor clave en la recuperación del fútbol alemán.

Contra los pronósticos, Alemania llegó a la final donde se enfrentaría con los magiares mágicos, como se conocía a los húngaros. El 4 de Julio de 1954, hacía un día Fritz Walter: en Berna llovía a cántaros. Las peculiares condiciones que favorecían al astro alemán también favorecían de otro modo a la selección. Herberger se había buscado un importante aliado: Adidas.

Creada en 1949, la marca de Adolf Dassler proveyó de botas a la selección alemana para disputar la final. El calzado tenía una importante novedad: los tacos eran por primera vez atornillados con rosca, por los que se podía ajustar su altura según convenía a las condiciones del césped, mientras en el resto de botas de aquellos tiempos los tacos simplemente estaban clavados.

Mientras escribo una vez más una de esas anécdotas que me encanta recordar aquí, veo que las altas temperaturas han vuelto y harán más difícil que se cure este resfriado. Sin duda por encima de consideraciones relativas a la climatología y a la tecnología, la tenacidad alemana que siempre les acompaña tuvo mucho que ver en el “milagro de Berna” que supuso la victoria alemana contra Hungría en aquella final. Pero no está de más comprobar como cada pequeño detalle, por absurdo que parezca, te puede dar esa pequeña ventaja que te acerque más a la victoria. Esto también es fútbol.

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