domingo, 26 de octubre de 2008

DIDI , EL PADRE DE "LA FOLHA SECA"


Nadie como el para conducir los hilos de un equipo. Nadie como el para tratar a la pelota con cariño. Nadie como el para cobrar los tiros libres. Nadie como el para hacer grande al más grande de todos los tiempos.

Nacido en la ciudad de Campos, en el Estado de Río de Janeiro el 8 de octubre de 1928, Waldir Pereira "Didí" llevó desde siempre el futbol en la sangre, ya que su padre Artur Oscar Pereira había sido jugador en su juventud y se desempeñaba como lateral izquierdo en el club Goitacaz. El fue quién empezó a influenciar a Waldir para que practicara el futbol.

Fueron precisamente unos zapatos del señor Artur, el elemento idoneo para resaltar en el pequeño Didí y sus hermanos (Salvador, Artur, José y Gerardo) la pasión por el balompié.

A la edad de 15 años, en 1943, cuando en Brasil el futbol ya era practicado por negros y blancos (antes sólo era un deporte practicado por los descendientes de europeos), Didí comenzó su carrera en las divisiones infantiles del club Sao Cristovao. Pasó después por equipos como el Río Branco, el Goitacaz y el Americano.

Su calidad empezó a ser vista por muchos buscadores de talento que veían a Waldir como gran armador de la media cancha de los equipos en donde jugaba. En 1946 llegó por primera vez a un club de renombre en Brasil: el Madureira

Con este club tuvo grandes años y mientras su juego se iba perfeccionando, y en donde los trazos de 30 o 40 metros para dejar al compañero en opoción franca de gol se hacían más comunes, la llamada de uno de los conjuntos cariocas más tradicionales era inminente.




Por fin, en 1949 su pase fue adquirido por el Fluminense. Brasil había sido designada como sede para albergar la cuarta copa del mundo a realizarse en 1950 y una de las condiciones era la construcción de un nuevo estadio en Río de Janeiro en el cual se jugaran varios partidos además de la Gran Final.

Entonces surgió el Maracaná, imponente inmueble capaz de reunir a más de 200 mil "torcedores" que sin duda era el estadio más grande del mundo de aquella época. El partido inaugural del Maracaná se llevó al cabo el 17 de junio de 1950, una semana antes del arranque del mundial, con un partido entre las selecciones de Río y Sao Paulo.

Dídi formaba parte de la selección carioca (zona de Río de Janeiro) y fue él, quien tuvo el honor de marcar el primer gol del coloso. Un disparo a media altura, entrando al área grande que tomó deprevenido al guardameta Oswaldo, quedó en la historia dorada del estadio al igual que el nombre de Didí.

La selección amazónica organizó el mundial en su casa para ganarlo, empezó arrollando a todos sus rivales pero el gran día, el 16 de julio de 1950, cuando más se necesitaban los goles de Ademir, Zizinho, Jair y compañía, el cielo de Río, el Maracaná y la nación entera lloraron con el triunfo de Uruguay, que se conoció mundialmente como "La Tragedia del Maracaná".

Aquella selección de Brasil que practicaba un futbol hermoso, pero que es más recordada por la derrota se deintegró casi por completo y nuevos nombres empezaron a aparecer.

En 1951, Waldir Pereira obtuvo como jugador su primer gran título. Fue campeón del torneo de Río con el Fluminense y meses después, cuando ya era toda una realidad del futbol brasileño conquistó la Copa Río con su mismo equipo. Ser parte influencial de estos éxitos le valió ser llamado para vestir la verdeamarelha por primera vez en su carrera en 1952.

Su primera gran competencia con Brasil la vivió en la Copa América de 1953 y a partir de ahí, su figura delgada con el número 8 en la playera, el cual heredó de Zizinho, se convirtió en un mito.

Didí fue parte de la selección que ganó su boleto en las eliminatorias para el mundial de Suiza 54; en aquel torneo de nuevo Brasil se volvió a quedar en la orilla ya que en cuartos de final se topó con Hungría en la famosa Batalla de Berna que le dió el pase a semifinales a los magyares.




El certamen en sí fue bueno para Didí ya que anotó dos goles, uno en la victoria de 5-0 ante México y el otro en el empate a un gol contra Yugoslavia. Brasil y Didí tendrían su revancha soñada cuatro años después.

Antes, en 1956 pasó a formar parte del Botafogo, uno de los equipos brasileños más tradicionales, por una suma récord de aquellos tiempos (1 millón 850 mil cruzeiros). Jústamente con el Botafogo, fue en donde inventó la folha seca, el estilo de pegarle al balón por lo que se hizo más famoso y que provocó varios de los goles más bellos en la historia.

En el Maracaná, en un juego entre Americano y Botafogo un defensor del equipo rival fauleó a Didí en la media cancha. Al intentar golpear el balón el dolor en su pié era muy intenso por lo que decidió cambiar su técnica de chuteo. Empezó a pegarle a la pelota enmedio y sintió que el dolor desaparecía.

Poco a poco fue perfeccionando la técnica y se dio cuenta que el esférico hacia una curva impresionante que superaba la barrera con facilidad y luego caía como una hoja seca para colarse en el ángulo superior del portero.

A partir de aqui, Brasil tenía una nueva arma para hacerle daño a los contrarios: los tiros libres cobrados por Didí.

Un gol de Waldir Pereira, de tiro libre por supuesto le dio al Scratch du Oro su clasificación al mundial de 1958, en un partido jugado en el Maracaná ante Perú.


Suecia fue el país en donde Brasil conoció la gloria mundialista por primera vez, pero el torneo empezó para los amazónicos de muy mala forma. Tras el empate a cero goles contra Inglaterra en la segunda jornada de la primera fase (antes había derrotado a Austria 3-0) una rebelión se dio en el vesturaio. Los jugadores de más peso, Didí, Nilton Santos, Djalma Santos y Bellini le exigieron al técnico Vicente Feola la inclusión de Pelé y Garrincha, hasta ese momento suplentes. La presión surtió efecto, los dos jóvenes entraron contra la Unión Soviética en lugar de Joel y Altafini, la magia apareció y Brasil ganó dos a cero.




Brasil no volvió a ceder ningún punto en el mundial, ganó en cuartos de final, aplastó a Francia en semifinales y con un 5-2 contundente se proclamó por primera vez Campeón del Mundo. Para Didí fue un torneo inolvidable ya que jugó en los seis partidos de su equipo, fue pieza fundamental en la media cancha y al final fue considerado el mejor jugador del mundial.

Con el Botafogo sigió teniendo mucho éxito ya que en 1961 y 1962 salió campeón nacional. En estos campeonatos recuperó su forma que había perdido durante su estancia de año y medio con el Real Madrid en 1959, en donde pudo saborear las mieles de la victoria en la Copa de Campeones de Liga, junto a Puskas, DiStefano, Gento, Kopa y compañía.

De nueva cuenta en su máximo potencial, Waldir Pereira integró la selección brasileña que asistió a la Copa del Mundo de 1962 celebrada en Chile para defender el título obtenido cuatro años antes. Tal y como sucedió en Suecia, Didí volvió a ser parte importante del esquema amazónico.

Formó una media cancha de ensueño al lado de Zito, Zagalo y Garrincha, que en este mundial actuó más como armador que como extremo. Brasil jugó seis juegos, Pereira estuvo en todos y el 17 de junio de 1962, en el Estadio Nacional de Santiago se proclamaron bicampeones mundiales al derrotar a Checoslovaquia 3-1.

A sus 34 años había conseguido todo lo que un jugador pudiera desear. 1962 fue su último año vistiendo la verdeamarelha y atrás quedaron diez años, 68 partidos internacionales y 20 goles.

Su carrera como futbolista activo terminó en la cumbre y la profesión como técnico inició en Perú, con el Sporting de Cristal. La carrera de Didí como futbolista siempre estuvo llena de éxitos y como entrenador no se quedó atrás. Apenas un año como entrenador y supo lo que era salir campeón en su nueva faceta. En 1963 ganó la liga en Perú, pero el gusanito de regresar a las canchas lo llevó nuevamente a ponerse los botines en 1964 con su querido Botafogo.

En una excursión que realizó su equipo a México para jugar un torneo fue convencido para fichar con el Veracruz, y con los Tiburones jugó la campaña 65-66, donde conquistó cinco goles y regó su clase por las canchas del territorio azteca.

De regreso a su patria se enfundó en los colores del Sao Paulo con el cual decidió retirarse definitivamente. 1967, lo vio una vez más con el Sporting de Cristal como técnico que fue consagrado campeón al año siguiente.

Su momento de gloria en el banquillo lo consigió en 1969 cuando fue contratado por la Federación Peruana de Futbol para hacerse cargo del conjunto nacional que buscaba la calificación al mundial de 1970. Con una generación de jóvenes encabezados por Héctor Chumpitaz, Hugo Sotil y Teófilo Cubillas, entre otros, el estilo brasileño que tanto admiró al mundo entero en 1958 y 1962 fue aplicado por Didí a su equipo. La técnica y el manejo exquisito del balón fueron sus teorías principales y los jugadores lo aplicaron a la perfección.

Perú sorprendió al mundo entero cuando eliminó a Argentina gracias a un empate a dos goles conseguido en territorio argentino. Didí estaba de vuelta en un mundial pero ahora con una nueva responsabilidad.

El conjunto inca fue la revelación del evento mundialista gracias a su futbol alegre y ofensivo que cautivo a cientos de aficionados. En su reaparición en Copas del Mundo en donde no estaba desde 1930, los peruanos llegaron a los cuartos de final y enfrentaron a Brasil, donde estaban muchos amigos de Didí. Los cariocas se impusieron 4-2 pero sin duda el partido fue uno de los mejores del mundial que vio enfrentarse a dos escuelas con vocación ofensiva.

Argentina que había quedado asombrada con la exhibición de Perú en la campaña eliminatoria que los dejó fuera del mundial reclutó a Didí para que éste enseñara su técnica de golpeo y manejo del balón a las nuevas generaciones. Fue contratado por el River Plate con el que tuvo buenos resultados. Su nombre llegó hasta Turquía y en 1972 fue a dirigir al Fenerbahce con el que consiguió cinco títulos.

Después de su paso con los turcos Waldir Pereira se convirtió en un trotamundos del balompié y dejó su escuela en países como Arabia Saudita y Kuwait, que se apoyaron en la técnica brasileña y por años fueron dominadores de los torneos de Asia.

En la década de los ochenta alternó su profesión en Brasil y Perú, en donde dirigió a cuadros como el Alianza de Lima, el Cruzeiro de Belo Horizonte y el Bangú de Río.

Un problema en la columna lo hizo retirarse de las canchas para siempre y en la última década se dedicó a recibir homenajes por todo el mundo. En el año 2000, fue reconocido por la FIFA como uno de los mejores jugadores de todos los tiempos en una ceremonia especial celebrada en Bruselas y donde su nombre ingresó en la Galería del Futbol Mundial.

Su salud se fue deteriorando poco a poco por problemas intestinales y de la vejiga y en mayo del 2001, el gran Didí dejó de existir a los 72 años.

Cerebral siempre, un típico pensador de la cancha durante los 90 minutos que tenía un repertorio incalculable de estilos para pegarle a la pelota, el número 8 de la playera de la selección de Brasil fue uno de los jugadores más influenciales en la dorada historia futbolística de este país. Considerado dentro de muchos "equipos del siglo" donde militó, Waldir Pereira tenía la capacidad de dar un pase preciso de más de cuarenta metros siempre con ventaja para el delantero.

Se entendió a las mil maravillas con Pelé de quien muchos de sus goles fueron asistencia del gran maestro Didí. Artista completo que nació con un don de golpeo de balón, el famoso efecto de la "hoja seca" es hasta ahora uno de los inventos del futbol más reconocidos en todo el orbe.

Siempre fue querido y respetado por compañeros y rivales y el nombre de Waldir Pereira "Didí" es y será tema obligado cuando se hable del futbol arte y exquisito en cualquier parte del mundo.

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