miércoles, 7 de octubre de 2009

ITALIA-ESPAÑA 1994 : EL CODAZO QUE NOS ROMPIÓ EL CORAZÓN







La selección española en Europa es como México en América en cuestión futbolística. Siempre con grandes ilusiones previos a un torneo importante, siempre pensando que ahora sí, puede ser la oportunidad de España para estar entre los cuatro primeros. La base de jugadores es muy buena por lo que no hay motivo de fracaso.

Pero al igual que México, a España siempre le pasa algo al momento de la verdad. Si no es la tanda de penales, un falla garrafal en el momento más importante del partido o una desición arbitral que echa a la borda todo lo planeado o conseguido.

Increíblemente la Selección Nacional y la Furia Roja han sido testigos de como un juego clave, ya sea en mundial de futbol, en Copa América o Libertadores para México o en Copa Europea para España siempre termina en lagrimas cuando minutos antes era todo alegría. A excepción del Real Madrid que en estas cuestiones es punto y parte.

La historia de España registra eliminaciones dramáticas que abarcan desde aquella situación descarada contra Italia en 1934 hasta el penal fallado por Raul en el partido contra Francia de la pasada Eurocopa de Naciones.

Pero sin duda, una de las que más han dolido es la que se dio en el partido de Cuartos de Final del mundial Estados Unidos 1994 frente a la "squadra azzurra". Rivales por antomasia, italianos y españoles siempre han protagonizado partidos duros, polémicos y de buen futbol.

El escenario fue el Estadio Foxboro en la ciudad de Boston que aquella tarde del 9 de julio albergó a 55 mil espectadores para ver el clásico europeo.

España venía de un contundente 3-0 sobre Suiza en la ronda anterior mientras que Italia, para variar con muchas dudas por su accionar, había ganado apuradamente ante Nigeria 2-1 en un juego que merecieron haber perdido por la cantidad de fallas frente a la portería que tuvieron los africanos.

Con la estrella de los azzurros, Roberto Baggio, con muchos problemas de lesiones y un equipo que no encontraba confianza en si mismo España parecía tener todas las posibilidades para colarse por segunda vez en su historia dentro de la fase semifinal (la primera fue en 1950 cuando se jugó un grupo único para definir al campeón).

El árbitro designado para silbar este duelo fue el húngaro Sandor Puhl, sin duda hasta ese moemnto el mejor árbitro del mundo por sus excelentes actuaciones en eventos como Liga de Campeones y eliminatorias europeas, y uno de los cosentidos de la FIFA. 90 minutos después ese pensamiento ya no sería igual.

España e Italia protagonizaron un partido típico de cuartos de final de mundial. Aguerrido, con buenas jugadas y con el corazón por delante. Inspirados por el talento de Dino Baggio, Demetrio Albertini y Nicola Berti en la media cancha y con el "Principe" Baggio como hombre de punta acompañado por Daniele Massaro y Giuseppe Signori, los italianos comenzaron dominando el partido con intención de resolverlo en 90 minutos.

Ante un cuadro español desconectado y con dos tarjetas amarillas en los primeros minutos del partido, Italia se fue al frente en el marcador gracias a un soberbio gol de media distancia de Dino Baggio que superó la estirada de Zubizarreta cuando el reloj marcaba los 26 minutos.

Fieles a su estilo los dirigidos por Arrigo Sacchi se tiraron atrás para aguantar la ventaja y matar a España en contragolpe. La Furia Roja tomó el control del partido y poco a poco empezó a inquietar la zaga azul.

Tanto fue el cantaro al agua hasta que se rompio. Con una defensa italiana aferrada a su área España empezó a intentar abrirla con tiros de larga distancia y en el minuto 59 de tiempo corrido un disparo de Jose Luis Caminero, desviado por un defensa batió al arquero Pagliuca y empató el partido.

Con España a la alza e Italia muy disminuida fisicamente, en especial Roberto Baggio, los ibéricos se veían con grandes posibilidades de darle la vuelta al juego y hacer historia. Entonces vino una jugada clave de la cual no tiene culpa ni Italia, ni Sandor Puhl que definió el rumbo del partido.

Italia trató de jugar al fuera de lugar, el delantero español Julio Salinas lo eludió y se fue sólo al arco italiano con balón dominado. Cuando todos en el estadio coreaban el gol español Salinas no supo que hacer con la pelota y terminó estrellándola en la humanidad de Pagliuca que había salido a achicar. Los fantasmas de Cardeñosa y Eloy se hicieron presentes en todos los aficionados de la península. Pero el verdadero fantasma tardaría 20 minutos en llegar.




Esta falla hizo que el juego diera un giro de 360 grados y con una España desmolarizada Italia pasó a dominar el resto del encuentro. Al minuto 88 y con España volcada al frente, un balón rebotado en el área italiana generó en un contragolpe fulminante encabezado por Signori y Baggio. El número 20 azzurro corrió y corrió con el balón, pasó la media cancha y cuando el único zaguero español salió a cortarlo lo cedió a Baggio que venía solo por el otro lado.

Su formidable técnica le permitió esquivar a Zubizarreta dentro del área y golpear el balón hacia la red a pesar de que éste se había alargado considerablemente. La pelota lentamente fue entrando a la valla española aun cuando Abelardo trató desesperadamente de sacarlo en la linea. Italia había vuelto a resolver el partido en los instantes finales, sin merecerlo propiamente, tal y como sucedió ante Nigeria días antes.

España se fue con todo al frente en busca del agónico empate y fue aquí cuando de nueva cuenta, como en Italia 34, esas misteriosas desiciones arbitrales le negaron a la Furia la gloria. Cuando se jugaba el segundo minuto de descuento un centro por derecha de Caminero iba dirigido a donde llegaba Luis Enrique marcado por Mauro Tassotti. Al verse superado, el defensa del Milán le propinó al joven español un salvaje codazo que de inmediato lo mandó al suelo, dentro del área grande. Penal clarísimo y expulsión directa por agresión flagrante. Ninguna de las dos situaciones se marcaron.

Puhl, siempre bién colocado, venía de frente a la acción afuera de la media luna pero hizo caso omiso, así como sus asistentes. En el estadio y en la transmición en vivo todo mundo lo vio. Incluso el árbitro pero sin duda no se atrevió a marcarlo. La jugada se tornó aun más dramática cuando Luis Enrique, con la nariz fracturada y todo ensangrentado fue a reclamarle al húngaro la agresión de Tassotti. Varios españoles también le reclamaron airadamente pero el silbante solo se limitó a marcar saque de banda en favor de Italia.

Momentos después Puhl silbó el final del partido y toda la selección ibérica, incluido Luis Enrique que lloraba inconsolablemente fueron a acechar al silbante. España había sido de nueva cuenta acuchillada y su aventura en el mundial había terminado.

Tassotti e Italia avanzaron a semifinales y luego a la final para caer en serie de penales ante Brasil. Días después del partido de cuartos de final la FIFA suspendió ocho juegos internacionales a Tassotti por la agresión y así como la carrera del italiano con la selección terminó, la participación española en Estados Unidos finalizó prematuramente como en la mayoría de los eventos en que España ha tomado parte.



1 comentario:

Anónimo dijo...

ya se aqcabó eso de que España no gana.
2008 Campeona de Europa
2010 Campeona del Mundo