jueves, 27 de agosto de 2009

BIERHOFF , EL CHICO DE ORO DEL FUTBOL ALEMÁN




El 30 de junio de 1996 se midieron en el estadio Wembley de Londres las selecciones de Alemania y la República Checa. Era la final de la Eurocopa en el país en el que se había inventado el fútbol. Estas dos selecciones ya se habían enfrentado en la primera fase del torneo con victoria para los germanos por 2-0 gracias a los goles de Andreas Möller y Christian Ziege. Aquel había sido el primer encuentro de ambos conjuntos en el Torneo, pero la final prometía ser muy diferente.

Los checos habían ido de menos a más a lo largo de toda la Eurocopa, mientras que los alemanes habían sido el habitual rodillo que destrozaba a sus rivales. No había un favorito claro, pero las casas de apuestas inglesas pagaban menos por la vicotoria de la 'Mannschaft'. Sin embargo, los checos estaban dispuestos a dar la sorpresa y se adelantaron en el marcador, merced a un gol de penalti anotado por Patrick Berger en el minuto 59. Alemania no se podía permitir perder la final, por lo que el seleccionador alemán decidió quemar todas sus naves y puso sobre el campo a Oliver Bierhoff, un 'tanque' que no había marcado ningún gol en toda la Eurocopa.

El revulsivo de Berti Vogts era un delantero de la típica escuela alemana. Con casi dos metros de alto era casi insuperable en el juego aéreo e inamovible dentro del área. Bierhoff utilizaba muy bien su cuerpo para esconder el balón y de esta manera esperar a que sus compañeros llegaran desde atrás o a prolongar los balones en las segundas jugadas.

Bierhoff no podrá olvidar nunca los minutos que estuvo sobre el césped de Wembley. Entró como revulsivo y se convirtió en el hombre que le dio el título a su país. El delantero empató el encuentro en el 73' y se llegó a la prórroga. Ese tiempo extra convirtió a Bierhoff en leyenda, puesto que fue el primer jugador que marcó un gol de oro en un gran torneo. La FIFA decidió la instauración de esa norma, a partir de la cual si algún equipo marcaba un gol en el tiempo suplementario el partido acabaría en ese mismo instante. Bierhoff lo consiguió en el 116' de aquella final, por lo que Alemania era de nuevo Campeona de Europa.

A partir de ese momento el delantero se convirtió en una celebridad en un país del cual había salido por la puerta de atrás para buscar suerte en el fútbol. Bierhoff no había marcado muchos goles en la Bundesliga, por lo que decidió marcharse al Salzburgo de la liga austriaca. En el país vecino anotó 23 tantos en 32 encuentros, que le sirvieron para que el Ascoli italiano apostara por él.

No se cansó de meter goles en el Calcio
Al modesto conjunto llegó un delantero prácticamente desconocido. Era muy grande y con un gran juego aéreo, pero no era un dechado de virtudes, sin embargo metía goles, muchos goles. En Ascoli permaneció cuatro temporadas, en las que marcó 48 goles en 117 partidos. Bierhoff ya había demostrado que en un equipo pequeño era capaz de meter goles. El Udinese decidió apostar por él y se marchó al Friuli.

En sus tres temporadas en Udine (1995-1998) vivió su mejor época. Hay muy pocos delanteros que sean capaces de marcar 57 goles en 86 partidos, pero Bierhoff lo consiguió en una liga tan dura y competitiva como la italiana de los años 90. En su último año en el Udinese se convirtió en el máximo goleador del calcio con 27 dianas. Un hecho como ese no pasó desapercibido y Berlusconi pensó que si era capaz de meter tantos goles en el Udinese, en Milan haría maravillas.

Pero el dueño del club rossonero se confundió en parte. Bierhoff siguió marcando goles, pero no al mismo nivel que en el Udinese. Promedió 0,41 goles por partido en las tres temporadas que estuvo en San Siro, un promedio muy inferior al logrado en el Friuli, pero que le sirvió para ganar el Calcio en su primera temporada en Milan. En las dos siguientes no hubo títulos y los dirigentes milanistas decidieron que lo mejor para Bierhoff era que se marchara al Mónaco.

La aventura francesa no le fue del todo bien, sólo duró un año y decidió volverse a Italia, a otro club modesto como lo era el Chievo Verona. Su carrera tocaba a su fin, porque la edad y las lesiones no perdonan. Permaneció sólo un año allí antes de colgar las botas, pero Bierhoff se fue como un grande. En su último partido como profesional anotó un 'hat-trick' ante la Juve, aunque los turineses se impusieron por 4-3. Tras el encuentro, Bierhoff declaró: "Le doy las gracias a Italia por ser mi casa estos últimos once años y por darme tantos amigos".


MUNDIAL ITALIA 1990




Existe un amplio consenso en el mundo del fútbol acerca de que el peor Mundial disputado hasta la fecha fue el de Italia 90, al menos en lo que concierne a nivel futbolístico e interés para el espectador. Los principios resultadistas de Bilardo, triunfadores cuatro años antes, y la nueva Edad de Oro del catenaccio (sólo discutida por el brillante Milán de Sacchi) dieron lugar a juego defensivo, poco riesgo, mucha especulación y escasez de goles; el promedio de tantos marcó un mínimo histórico, y hasta Brasil, comandado por Lazaroni, renunció a los principios del jogo bonito. Y se fue a casa más pronto que tarde.

Para consuelo de los que aún creen en la justicia poética, sí se puede decir sin temor a equivocarse que este campeonato se lo llevó el mejor, la República Federal Alemana. Entrenada por Beckenbauer, la Mannschaft unió a sus habituales virtudes de trabajo a destajo, poderío físico y fe inquebrantable en la victoria, una fenomenal generación de futbolistas. Combinación explosiva que significó un título.

La columna vertebral de la selección teutona estaba constituida por el “trío del Inter”. En la parte de atrás, Andreas Brehme asumía la responsabilidad desde el lateral izquierdo en su segunda participación mundialista, y recogía brillantemente el relevo de Briegel. Arriba, Jürgen Klinsmann cimentaba su fama como irredento cazagoles, y en el centro de operaciones Lothar Matthäus ejercía de director de orquesta. En particular, el medio de Erlangen, en la cumbre de su carrera, fue seguramente el jugador más destacado del torneo, con una jerarquía tal que hasta el propio Maradona afirmó de él “Es el mejor futbolista al que me he enfrentado jamás”.

Aparte de la conexión italiana, explotó también el liviano Thomas Hässler, un estupendo mediapunta que representaba la invención en el equipo alemán. A estos brillantes futbolistas acompañaba una pléyade de eficaces jugadores de complemento, como el arquero Bodo Illgner, el libre del Bayern Klaus Augenthaler, el maravilloso central Jürgen Kohler o un declinante pero aún válido Littbarski.

logo italia.jpg Estimulados por el encomiable espíritu ofensivo que supo insuflarles el Kaiser (fue uno de los pocos equipos del torneo que buscaban el gol después de marcar), los alemanes fueron pasando rondas sin sufrir excesivos agobios. En primera ronda dieron buena cuenta de Yugoslavia, Emiratos Árabes y Colombia, anotando diez goles y concediendo un único empate ante los sudamericanos, el famoso gol de Rincón. En octavos se impusieron por 2-1 a la Holanda de Koeman, Rijkaard, Gullit y Van Basten, campeona de Europa, siendo claramente superiores y encajando el gol ya en el descuento. Su siguiente rival fue Checoslovaquia, a la que derrotaron en San Siro con un gol de penalty de Matthäus, y donde de nuevo el resultado estuvo por debajo del juego teutón.




El único oponente que fue capaz de plantar cara a la maquinaria centroeuropea fue, como tantas veces ha ocurrido, Inglaterra. Fue un partido jugado de poder a poder, con extremado sentido táctico y duelos inolvidables, como el de Klinsmann con Walker o el de Lineker con Kohler. El afortunado tanto de Brehme fue contestado por el ex-ariete del Barcelona a poco tiempo para el final, y los inevitables penaltis dieron una vez más el pase a Alemania, tras fallo final del gran Chris Waddle. Fue el mejor encuentro del mundial.

En la final del Olímpico de Roma se encontraban los alemanes con Argentina, que contra todo pronóstico optaba a revalidar su título. Con un equipo netamente inferior al de México, colgado de un Maradona que jugó cojo casi todo el campeonato, de la habilidad del parapenaltis Goycoechea, de los goles de Caniggia y de los chispazos de Burruchaga, el equipo de Bilardo fue pasando rondas en una clasificación que fue un via crucis, y donde amplias dosis de fortuna sonrieron a los albicelestes.

Argentina comenzó su andadura en el Mundial siendo derrotada en el partido inaugural por Camerún, en un encuentro que confirmó la emergencia del fútbol africano. Una victoria ante Rusia –donde Maradona volvió a sacar a pasear la mano de Dios- y un agónico empate con Rumania le dio el pase a la albiceleste como tercera de grupo. Esto les deparó un enfrentamiento en Octavos con Brasil, en un partido donde los cariocas chocaron con los postes y el mal fario, y que decidió un relámpago de genio de la conexión Diego-Claudio a pocos minutos para el final. Un resultado increíble para lo visto en Delle Alpi, pero lo incontrolable siempre podía ocurrir si andaba Maradona en el césped. También fue el partido donde parece ser que Bilardo intoxicó intencionadamente al brasileño Branco.

En cuartos los sudamericanos se enfrentaron a Yugoslavia, que venía de eliminar a España y donde Stojkovic oficiaba de estrella. Los balcánicos fueron muy superiores en el primer tiempo, y no le perdieron la cara al partido en el segundo, a pesar de que a la media hora de juego Maradona ya había provocado la expulsión de Sabanadzovic. Fueron necesarios los penaltis, donde a pesar del fallo del Pelusa, el acierto de Goycoechea llevó a su equipo a la siguiente ronda. Yen las semifinales, en las peores condiciones posibles, contra el anfitrión imbatido, en un enloquecido San Paolo y recibiendo un gol de inicio, Argentina jugó su mejor partido y consiguó forzar la prórroga y la lotería del punto fatídico, donde Goyco volvió a ser caballo ganador. El bilardismo estaba de nuevo a las puertas de la gloria.



La final que se disputó en Roma fue sin duda la más desagradable disputada hasta ese momento en toda la historia de los Mundiales, y batió varios records negativos: se registró la primera expulsión en una final, por ejemplo, y fue la primera ocasión en que uno de los dos rivales se quedaba sin marcar. Argentina llegó disminuida por las sanciones, y no pudieron jugar ni Giusti, ni Batista, ni el lateral Olarticoechea, ni el punta Caniggia, clave en la semifinal.

Así, pues, el Narigón dispuso una estrategia incluso más defensiva que de ordinario, y dejó todo el peso del partido en las manos de Alemania. El bombeo de balones no se mostró efectivo durante el primer tiempo, en el cual Serrizuela y Ruggeri sujetaron perfectamente a los puntas europeos, y sólo las penetraciones de Brehme (que jugó más de centrocampista que de lateral) crearon un cierto peligro. Puede anotarse como la única ocasión clara de gol en el primer tiempo para cualquiera de los dos equipos un disparo del propio Brehme que atrapó Goycoechea sin grandes problemas.

El segundo tiempo comenzó de igual modo, con un ambiente netamente favorable a los germanos, pero con el centro del campo blanco cortocircuitado por el 3-3-3-1 de Bilardo y el trabajo incansable de Troglio y Sensini. Sin embargo, una jugada absurda cambió el signo del partido: una patada incalificable de Monzón a Klinsmann, que acarreó la inmediata y justa expulsión del argentino. A partir de ese momento, el conjunto sudamericano se encerró en su área y puso toda su fe en los penaltis y en Goycoechea. Y cómo no, la decisión del campeonato fue desde el punto fatídico, aunque no como esperaban los argentinos. Un supuesto agarrón, probablemente inexistente, de Sensini a Völler, llevó a Brehme a los once metros, y el rubio lateral, frente a frente con Goyco, ajustó su disparo raso al poste, imposible para el portero. El gol que a la postre sería definitivo.

Y sí, el penalty seguramente no fue, pero es casi imposible ganar si tu mejor jugador ni aparece en todo el partido (triste despedida de Maradona de la selección, entre lágrimas), si te ganas dos expulsiones, y sobre todo, si tú tiras una vez a puerta y tu rival lo hace dieciséis veces. Este fue Alemania, justo campeón.

ALINEACIONES. RFA: Illgner, Augenthaler, Berthold (Reuter m. 75), Kohler, Buchwald, Brehme, Hässler, Matthäus, Littbarski, Klinsmann y Völler. Argentina: Goycoechea, Simón, Serrizuela, Ruggeri (Monzón m. 46), Troglio, Sensini, Burruchaga (Calderón m. 54), Basualdo, Lorenzo, Dezotti y Maradona.




CURIOSIDADES DEL MUNDIAL

- Este fue el mundial con menor promedio de goles: 2,21 por partido. El promedio más alto fue el de Suiza 1954: 5,38 goles por partido.

- El camerunés Roger Milla, de 38 años, se convierte en el goleador más viejo de una Copa del Mundo. Repetiría esta hazaña nuevamente en USA 1994, a los 42 años.

- En el partido Argentina-Italia, el árbitro Michel Vautrot hizo jugar 8 minutos de más en el primer tiempo suplementario de ese partido. Más tarde, cuando le preguntaron, el francés respondió: “Bueno, me olvidé de mirar el reloj!”

- El arquero Walter Zenga de la selección de Italia mantuvo su arco invicto por 517 minutos durante el mundial (un récord inigualado hasta hoy). Todo iba bien hasta que el delantero Claudio Caniggia de cabeza convirtió el empate para Argentina en uno de los partidos de las semifinales. Con el 1 a 1 fueron a penales y allí los argentinos festejaron la victoria y el pasaje a la gran final.

- La selección de Alemania es la única que ha conseguido llegar a tres finales del mundo consecutivas. En España 82 perdió frente a Italia y en México 86 fue derrotada por Argentina. Recién en Italia 90 pudo festejar su tercera copa del mundo cuando se tomó la revancha y le ganó a Argentina por 1 a 0.

- Mario Zagallo y Franz Beckenbauer son las únicas dos personas en ganar una copa del mundo como jugador y otra como técnico. Zagallo integró la selección campeona de Brasil en 1958 y fue técnico en el carnaval brasileño de México 70’. Franz lo consiguió para la selección de Alemania en el mundial 74 (como jugador) y en Italia 90 como DT del mismo equipo.

- El modelo del balón es totalmente sintético. Su nombre es Etrusco.

- El fútbol africano, representado por Camerún, sorprende al mundo entero ofreciendo espectáculo en un campeonato en el que el fútbol brillante estuvo ausente.

- También fue la primera final del mundo donde uno de los dos equipos no convirtió ningún gol.




DJORKAEFF , LA SERPIENTE QUE NUNCA DEJÓ DE PICAR




Pocos jugadores pueden decir que han jugado en cuatro de las grandes ligas de Europa, Francia, Italia, Alemania e Inglaterra, al más alto nivel y haber formado parte de la mejor Selección francesa de la historia como Youri Djorkaeff.

La 'Serpiente' se pasó 20 años dando picotazos mortales a los porteros rivales y exhibiendo un fútbol atípico para su época y por el que hoy en día se pagarían grandes cantidades de dinero.

Con un Mundial y una Eurocopa a sus espaldas, Djorkaeff se mostró desde la media punta como un jugador que no era delantero, pero goleaba con facilidad, y que tampoco era un centrocampista puro, pero ofrecía asistencias a sus compañeros constantemente gracias a su visión de juego y a su calidad técnica.

No jugó de delantero pero se convirtió en un goleador nato

Una de las múltiples joyas que ha dado la cantera francesa gracias a los inmigrantes que llegaron hasta el país galo, Djorkaeff empezó su carrera en el Grenoble y tras su paso por el Estrasburgo, triunfó con el Mónaco y en el mejor PSG de la historia.

Con el conjunto monegasco se convirtió en el máximo goleador de Le Championnat gracias a sus 20 tantos y con el club de la capital logró una Recopa. El PSG se hizo un hueco en el fútbol europeo y desde el centro del campo, hizo grandes a jugadores como Rai, Weah y compañía, que se convirtieron en la pesadilla del fútbol español fuera de nuestras fronteras.

Cuando Francia se rendía a sus pies, Djorkaeff abrió las puertas del Calcio para recalar en el Inter de Milán. Durante las tres temporadas que estuvo de 'neroazurro', utilizó todo su repertorio para que el Giuseppe Meazza disfrutara de él. Su potente disparo desde lejos y su calidad técnica le permitieron marcar goles de todos los tipos y gracias a su visión de juego no se cansó de dar asisitencias a Zamorano y Ronaldo, quienes formaban junto al galo una delantera de ensueño y ganaron una Copa de la UEFA.

Además de su paso por Alemania, Inglaterra y Estados Unidos, donde fue declarado MVP de la temporada antes de retirarse por una lesión, fue en la Selección francesa donde más alegría dio a los galos. Un Mundial y una Eurocopa fueron sus logros junto a jugadores de la talla de Zidane, Henry, Deschamps, Petit y compañía.

La Copa del Mundo fue su cita más importante. No haber estado en Estados Unidos y el hecho de jugar en casa suponía una gran presión para 'les bleus'. Todo esto no fue un gran problema para un equipo que liderado por el mejor jugador del país, Zidane, y dirigido desde el banquillo por Aime Jacquet se mostró imparable.

Además, de Zidane, Djorkaeff tomó los galones en el centro del campo, disputó todos los partidos del Mundial de Francia y llevó junto al ex madridista a Francia al mayor título que ha logrado el país vecino.

Con la elástica nacional, Djorkaeff se convirtió en una de las mayores pesadillas de la Selección Española. En los dos choques oficiales que disputó ante 'La Roja' logró perforar las metas defendidas por Zubizarreta en Inglaterra y por Cañizares en la Euro de Bélgica y Holanda, donde nos impidió pasar a semifinales con un derechazo desde dentro del área.


lunes, 24 de agosto de 2009

EL DÍA QUE "DIOS" SE DIÓ A CONOCER




Hablaremos sobre los Cuartos de Final del Mundial de México 1986 que enfrentaron a la Argentina de Maradona contra la Inglaterra de Lineker. Un partido que pasó a la historia gracias a un jugador llamado Diego Armando Maradona que realizó dos de los goles más importantes de la historia del fútbol; la famosa "Mano de Dios" y el otorgado como "Gol del Siglo" con la emotiva y fantástica narración de Víctor Hugo Morales. Aquellas palabras todavía resuenan en la mente de millones de argentinos..."la va a tocar para Diego, ahí la tiene Maradona, lo marcan dos, pisa la pelota Maradona, arranca por la derecha el genio del fútbol mundial, puede tocar para Burruchaga... ¡Siempre Maradona! ¡Genio! ¡Genio! ¡Genio! ta-ta-ta-ta-ta-ta-ta... y ¡Goooooool!... ¡Gooooool!...
¡Quiero llorar! ¡Dios Santo! ¡Viva el Fútbol! ¡golaaaazo! ¡Diegoool!...¡Maradona!...¡es para llorar! ¡perdónenme!
¡Maradona en recorrida memorable, en la jugada de todos los tiempos... barrilete cósmico... ¿de qué planeta veniste? ¿para dejar el camino a tanto inglés?, para que el país sea un puño apretado, gritando por Argentina.... Argentina 2 - Inglaterra 0... ¡Diegol!, ¡Diegol!, Diego Armando Maradona... Gracias Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2 - Inglaterra 0..."

Y llegamos al momento cumbre del asunto. Argentina-Inglaterra, Maradona contra Lineker, la velocidad y la técnica del pelusa contra el gol del inglés.
El partido se disputaría el 22 de junio de 1986 en el estadio Azteca, Ciudad de México con la presencia de 114.580 personas. El tunecino Ali Bennaceur sería el encargado de pitar uno de los partidos más importantes de la historia.
La primera parte se desarrollaría sin goles, aunque con Inglaterra dominando en el juego, lo que hacía pensar que Maradona debía cobrar todo el protagonismo en la segunda parte.





El segundo tiempo comenzó como se esperaba, Argentina dominaba al principio y a Maradona ya se le notaba metido en el partido. Tal fue así que a penas en los 6 minutos del segundo tiempo, un rechace del defensa inglés Steve Hodge tras un ataque de Diego, dejaba un balón colgado para que los lucharan Maradona y Shilton.

A priori, Shilton tenía las de ganar, pues era un portero de 1.85 metros y que encima podía usar las manos, mientras que Maradona conocido es que carecía de altura. Sin embargo, un pensamiento fugaz que pasó por la cabeza de Diego iba a cambiar la historia. Tal como ha expresado el propio Maradona, extendería su brazo izquierdo a la par que su cabeza con la intención de quitar visión plena al colegiado, y así fue. Diego conseguiría marcar un gol histórico.
Los jugadores ingleses atónitos ante lo ocurrido, veían como el tunecino Bennaceur concedía gol. Así pues, Argentina 1 Inglaterra 0 en el minuto 6 de partido.

Tres minutos más tarde, Diego Armando Maradona realizaría uno de los goles más bellos que se han podido ver a lo largo de la historia de este deporte. Se pegó el balón a su mágico pie izquierdo, regateó a toda Inglaterra dejando sentados a todo aquel que se le ponía por delante, encaró a Shilton...ta-ta-ta-ta-ta y ¡Goool!... como diría el gran Víctor Hugo Morales. Maradona subía en ese mismo momento al olimpo del fútbol, consagrándose como el mejor jugador de todos los tiempos...ante esto, los ingleses ya nada tenían que hacer, no sabían si aplaudir por la belleza del gol o ni mirar a la cara a Diego por lo que tres minutos antes les había hecho.
Mientras Argentina casi celebraba el pase, Lineker hizo acto de presencia y no dejó el partido sin plasmar su firma, el gol.
Finalmente, el árbitro pitó el final, Argentina se enfrentaría a Bélgica en semifinales e Inglaterra, decepcionada y humillada se iría para casa.



MUNDIAL MEXICO 1986




Probablemente el nombre del Mundial de México 86 es el que se halla más ligado al nombre de un solo futbolista. En efecto, las hazañas realizadas en él por Diego Armando Maradona fueron de tal magnitud, que le catapultaron de inmediato al Olimpo de los más grandes en la historia del balompié, amén de popularizar la idea de que ese campeonato del mundo lo ganó él solo.

Esto es cierto sólo en parte, porque si bien es cierto que Dieguito seguramente ha estado varios cuerpos por delante de cualquier jugador de los últimos treinta años, no puede despreciarse el plantel con el que Carlos Narigón Bilardo compareció a la cita mexicana. En el equipo tipo destacaban futbolistas como Jorge Burruchaga, fino centrocampista cuyo papel en la final fue decisivo, o Jorge Valdano, un delantero centro de manual cuya mejor baza era la efectividad. En defensa se complementaban a la perfección Brown y Óscar Ruggeri, mientras Nery Pumpido proporcionaba la necesaria seguridad debajo de los palos. Un equipo de gran solvencia al servicio del Diego, que con su magia lo transportó a la eternidad.

El sistema competitivo del Mundial había vuelto a cambiar; la segunda liguilla del Mundial 82 fue sustituida por un enfrentamiento de octavos de final, con lo cual la fase final quedó configurada como una copa a partido único, con el dramatismo subsiguiente. La modalidad tuvo tanto éxito que hoy día sigue vigente.

El camino de la albiceleste en la primera fase no fue demasiado difícil, y fue campeón de su grupo ganando todos sus partidos; Valdano hizo tres goles. En octavos de final el rival fue Uruguay, en un partido de rancio abolengo que sin embargo salió trabado; en cualquier caso, el gol de Pasculli dio una merecida victoria a Argentina, en un enfrentamiento en el que decepcionó el Príncipe Francescoli.



Sobre el cuarto de final contra Inglaterra se ha escrito tanto que casi no merece la pena abundar más. El famoso gol con la mano que no vio el tunecino Bennaceur, el gol más famoso y quizá mejor de la historia de los Mundiales, con Dios disfrazándose de Maradona para tumbar en el suelo a medio equipo inglés y marcar un gol que todos hemos visto mil veces y veremos mil más con la misma expresión de sorpresa… y también la dignidad de los británicos, que aun tuvieron poderío para levantarse en la tempestad, anotar un gol que daría el Pichichi a Lineker y mantener el nudo en la garganta a sus rivales hasta el mismo silbatazo final, poco después de que Olarticoechea sacara debajo de los palos el remate agónico del ariete inglés. Noventa minutos que fueron mucho más que un simple partido.

logo mejico.jpg Por comparación, la semifinal contra Bélgica fue sencilla para los sudamericanos, a quienes Maradona demolió en el segundo tiempo con una actuación portentosa, casi imposible, y dos goles de factura completamente diferente y dificultad extrema. Con un jugador de un nivel tras estratosférico, incluso la final podía verse como un trámite, si no fuera porque…

… el rival era Alemania Federal, los especialistas en conseguir lo más inesperado cuando todo parece perdido. Un equipo que mantenía gran parte de la columna vertebral que se había proclamado subcampeona del torneo anterior, pues continuaban el controvertido arquero Schumacher, el extraordinario central Karl Heinz Förster, el pulmón Briegel o los atacantes Rummenigge y Pierre Littbarski, estos últimos iniciando su declive. También debutaba en este Mundial el genial centrocampista Lothar Matthäus, que mucho tiempo después se convertiría en el jugador con más partidos disputados en la historia del torneo, y la pareja Allofs-Völler en la punta de ataque, dos goleadores de estilos diferentes; oportunista y potente Rudi, más técnico Klaus. También hay que destacar las apariciones del medio Felix Magath, uno de los futbolistas con más clase que diera Alemania en la década de los ochenta, y el elegante defensor Thomas Berthold.

Como suele ser habitual, los alemanes habían cubierto su camino hasta el Estadio Azteca basándose en la potencia y el espíritu ganador más que en la brillantez y el juego combinativo. No hicieron una buena fase previa, donde cayeron ante la Dinamarca de Laudrup y Elkjaer-Larsen, pero lograron pasar como segundos de grupo. En octavos eliminaron a Marruecos (que por cierto era la primera selección africana en pasar la primera fase de un Mundial) en un partido infame, que sólo se resolvió con un golpe franco al borde del tiempo que lanzó Matthäus y no pudo atajar Ezaki Badou. En cuartos se las vieron con los anfitriones mexicanos, quienes no fueron capaces de marcar a pesar de jugar gran parte del tiempo con un jugador más por expulsión de Berthold. Los penalties, como ha ocurrido siempre en los Mundiales, sonrieron a la Mannschaft.




La semifinal emparejó a los alemanes con Francia, en reedición del partido vivido en idénticas circunstancias cuatro años antes. Los galos partían como claros favoritos, con la generación de Platini y Giresse en su apogeo y viniendo de eliminar al campeón del mundo y a Brasil. Sin embargo, el talentudo once del gallo jamás se encontró a gusto en el partido de fuerza y choque que propusieron los alemanes, que pronto se ponían por delante en un error lamentable del arquero Bats. El partido transcurrió sin goles y también sin demasiadas oportunidades, hasta que lo cerró Rudi Völler sobre la campana con ese típico gol de contragolpe que marca un ratonero cuando el rival está lanzado. Quizá la clave estuvo en el estupendo marcaje de Rolff sobre Platini, que borrado del juego veía pasar su última esperanza de proclamarse campeón del Mundo. De todos modos, el fútbol había contraído una deuda con Francia que acabaría pagándose.

El mayor debate de la final era adivinar qué marcaje iba a ordenar Beckenbauer sobre Maradona, pues esta decisión sería clave en el desarrollo de la final. El Kaiser, recordando a Schön veinte años antes, sacrificó a un hombre creativo como Matthäus para frenar la genialidad de Diego; a posteriori, se puede decir que la decisión fue correcta, pues el peso del Pelusa en el partido fue sensiblemente inferior a los anteriores. Sin embargo, una genialidad aislada suya acabó decidiendo el torneo.

Antes de ello, se había visto un partido muy táctico, especialmente en la primera parte. Inoperantes los cerebros del medio por los motivos que hemos reseñado, el miedo y el orden táctico predominaron en la primera media hora de juego, en la que apenas hubo oportunidades de gol, aunque Argentina controlaba el tempo, con Batista barriendo cerca del área y Enrique jugando muy fácil. Sin embargo, no se desbloqueó la contienda hasta que el libre Brown cazó un ajustadísimo remate que se clavó junto al poste de Schumacher. Faltaban pocos minutos para el fin de la primera parte, y el partido se había roto.

Tras la reanudación, Alemania salió con más ganas y adelantó líneas, pero se notaba la escasez de producción de Hans-Peter Briegel, muy vigilado por Valdano. Precisamente de este emparejamiento nació el segundo gol argentino: el de Las Parejas robó el balón en su área, soltó la bola, realizó un impresionante sprint hacia el área contraria, recibió de nuevo y fusiló al arquero alemán en el mano a mano. Era el 2-0, y el minuto 56.

Tras un rato en el que parecieron muy cerca del KO, los alemanes se rearmaron, aparcaron todo tipo de florituras y se lanzaron sobre la meta de Pumpido a base de pelotazos y balones bombeados. Völler y posteriormente Hoeness se imponían cada vez más al trío Cuciuffo-Ruggeri-Brown, a pesar de que estos intentaban emplear todo tipo de artimañas para bloquear a los atacantes. Y a diecisiete minutos del final, pasó lo que se mascaba: balón el área pequeña que caza Rummenigge y acorta distancias. Y casi sin tiempo de recuperación Rudi Völler remata un córner con prolongación que supone el empate. El sueño se vuelve por momentos pesadilla para los argentinos, y Alemania es más Alemania que nunca.

Pero un equipo donde juega Maradona siempre tiene una última bala en el revólver. Y quizá en su única acción brillante del partido, con dos rivales encima, consiguó colar el balón por un resquicio a Burruchaga, que como siempre le daba salida. El centrocampista del Nantes no falló, y elevó a Argentina a los cielos. Fue justo, sin duda, pues si Argentina no se puede decir que fuera superior en la final, la Copa era el mínimo premio que merecía Maradona por la exhibición realizada durante todo el torneo. Un monumento al fútbol.

ALINEACIONES: Argentina: Pumpido, Brown, Cucciuffo, Olarticoechea, Ruggeri, Giusti, Batista, Maradona, Enrique, Burruchaga, (Trobbiani 89 m.) y Valdano. RFA: Schumacher, Jakobs, Berthold, Förster, Briegel, Matthäus, Brehme, Magath (Hoeness 63 m.), Eder, Rummenigge, Allofs (Völler 46 m.).




LE TISSIER , EL CONFORMISMO HECHO ARTE




Hay jugadores que son grandes por su palmarés, por ser protagonistas de un momento histórico para un club o una selección o por disponer de unas condiciones innatas para el fútbol. Otros, en cambio, triunfan a menor escala, se conforman con ser un pequeña parte de este deporte. Ése es el caso de nuestra última, pero no menos importante, leyenda de la Premier. En el tintero quedarán futbolistas que marcaron época, que triunfaron durante una etapa determinada en uno de los grandes del campeonato inglés. Que nos disculpen los Bryan Robson, Kevin Keegan, Ian Rush...pero el último capítulo está reservado para Matt Le Tissier.

Es difícil encontrar un futbolista que, con tanto talento, haya conseguido tan poco a nivel de títulos. Sin embargo, el recuerdo que el futbolista nacido en Guernsey ha dejado a los aficionados en las Islas, cuanto menos a la hinchada del Southampton, es el trofeo más preciado. Sus vaselinas, disparos de larga distancia, regates y fintas inverosímiles o elegancia en la definición son una cita obligada en cualquier hemeroteca de la Premier. En el equipo de toda su vida, donde pasó 16 años de sufrimiento y alegría, de urgencias y disfrute, 'Le God' (apodado así por sus propios aficionados) se divertía, y eso se notaba.

En el Victorian former ground, Le Tissier forjó su leyenda. Sus goles, su fidelidad por el club de Hampshire le elevaron a la categoría de mito. Ni los grandes de la Premier ni del resto del continente eran suficiente tentación para que 'Le God' abandonara el club de sus amores. Prefirió pelear por la permanencia junto a los suyos antes que pasear su imaginación por los mejores campos de Europa. Él sólo buscaba pasárselo bien; la gloria y el éxito, para otros. De ahí que su estado físico rozará siempre con el límite de la profesionalidad. Con pequeña tripa, algo desgarbado y con presencia de un delantero torpe por abajo y contundente por arriba, Le Tissier engañaba a sus rivales mejor que a las calorías que le castigaban por su gusto por las hamburguesas o el chocolate.

Como buen inglés, 'Le God', o 'The fat', que era como el propio Le Tissier veía más justo que le llamasen, tampoco escondía su predilección por la cerveza. Esos excesos le apartaron de tener continuidad con su selección. Prefirió jugar con Inglaterra antes que con Francia, pero los 'pross' tan sólo le emplearon para partidos menores, ni una Eurocopa y ni siquiera un Mundial. El talento de 'Le God' era propiedad exclusiva de los 'Saints' y del verde de 'The Dell', donde Le Tissier era grande. Allí marcó una época, enfundándose en más de 500 partidos la elástica rojiblanca y marcando más de 200 goles.

Entre otras cosas, Le Tissier será recordado por su sangre fría, lo que le llevó a fallar un único penalti en medio centenar de lanzamientos. Mark Crossley, aquel 24 de marzo de 1993, frenó lo que podía haber sido una racha histórica al salir victorioso de los once metros. Otros hubieran fruncido el ceño, hecho alguna mueca de desaprobación, pero 'Le God' no. Él formaba parte de un juego, nada más. Y es que como el propio jugador inglés decía, "no estamos aquí por mucho tiempo, sino que estamos sólo para pasar un buen rato", como el que nos hace pasar él cada vez que recordamos sus grandes momentos.


jueves, 20 de agosto de 2009

RAYMOND KOPA , EL DESBORDE AL EXTREMO




Hay personas que se empeñan en ir contracorriente, en seguir un camino a pesar de las dificultades, dejar los inconvenientes y estereotipos a un lado para alcanzar su meta. Bien podría ser el caso de Raymond Kopa. El genial futbolista del norte de Francia nació pequeño, débil y con pocas facilidades físicas para dedicarse al deporte. Para más inri, cuando aún no había iniciado su andadura en esto del fútbol, perdía el dedo índice de su mano izquierda en un accidente en una mina. Todo eran obstáculos. Nadie habría apostado entonces que aquel frágil chaval, esa endeble figura, sería años más tarde a los altares del fútbol francés.

Sus inadecuadas características físicas pasaron a un segundo plano cuando Kopa desarrolló su destreza mental y rapidez gestual. Era endiabladamente eléctrico, radical en su cambios de dirección, casi imposible de interceptar con el cuero en los pies. Por si fuera poco, a ello le añadió una privilegiada visión de juego y cierto olfato goleador que le convertía en una potencia ofensiva. "Bastaba con pegar un pelotazo a Kopa, él la pisaba, la pisaba y la pisaba y nunca la perdía", aseguraba Marquitos, compañero del francés en el Real Madrid. Y es que el menudo futbolista galo era hábil como pocos.

Comenzó su carrera en el SCO D´Angers, equipo que se le quedó pequeño tras dos temporadas. Empezaba entonces su idilio con el Stade de Reims, equipo en el que jugaría en dos etapas distintas en el tiempo, iguales en cuanto a éxito. Junto a los Henri Michel, Leon Glovacki...desarrolló el fútbol conocido como 'fútbol-champagne'. El espectáculo sobre el terreno de juego vino acompañado de dos campeonatos de liga y una Supercopa francesa.

Faltó la Copa de Europa, torneo que precisamente le encaminaría hacia su gran destino: el Real Madrid. Su Stade de Reims se jugaba la Copa de Europa en el Parque de los Príncipes ante el equipo merengue. Kopa no marcó y terminó perdiendo una angustiosa final (3-4), pero poco después del pitido final, ya negociaba su pase al conjunto madrileño.

En el Madrid lograría el cetro continental hasta en tres ocasiones. Tres años casi perfectos en los que sumaría dos ligas a su palmarés. Y es que en esa época coincidieron grandes leyendas del mundo del fútbol. Los Rial, Di Stéfano, Puskas, Gento o el propia Kopa formarían una de las delanteras más legendarias del club blanco. Pero como durante toda su vida, Kopa no lo tuvo nada fácil. Su posición chocó con la presencia de Di Stéfano y terminó por desplazar al francés a la banda, como bien explicaría años después 'La Saeta', para el que el futbolista galo sólo tuvo palabras de agradecimiento. "Jugar con Di Stéfano era como llevar paracaídas cuando viajas en avión".

Todo apuntaba a una larga estancia en la capital española, y Santiago Bernabéu así lo pretendía, pero la mala suerte se volvía a cebar con Kopa. Una repentina lesión, la muerte de su hijo por un cáncer y su mujer, que como el propio Kopa reconoció, "nunca se adaptó a la vida española", hicieron que regresara a su país desechando un supercontrato de cinco temporadas con el club merengue.

El destino en Francia fue, de nuevo, el Stade de Reims. Dos ligas más ponían fin a una carrera para enmarcar. A los títulos colectivos se añadía un Balón de Oro durante su aventura en España. Inmejorable de no ser por sus resultados con la selección. Kopa disputó dos mundiales, el de Suiza 54 y Suecia 58, pero en ninguno consiguió acabar con el título. Tuvo la mala fortuna, otra vez, de cruzarse con la Brasil de Pelé, Garrincha y compañía.

Hasta en esos golpes de la diosa fortuna, Kopa era un hombre de costumbres. Tradicional, humilde, trabajador y comprometido con lo causa, con ésa que le llevó a formar parte de la historia de este deporte. Valores que nada tienen que ver con el fútbol actual. Por ello, es difícil imaginar al pequeño extremo francés en el fútbol de hoy. "El fútbol actual está tan profesionalizado que da asco". Una muestra más de que Kopa era un ejemplo a seguir, ya fuera en una terreno de juego, o fuera de él.


martes, 18 de agosto de 2009

LUIS SUAREZ , EL ARQUITECTO DEL FUTBOL




Una de las figuras clave en la historia del fútbol mundial fue uno de los nuestros: Luis Suárez. El español marcó toda una época con su fútbol de ensueño. Nacido en La Coruña en 1935, este centrocampista destacó por su visión de juego y por jugar en varios de los equipos más potentes de la época. Luis Suárez comenzó su carrera deportiva en el equipo de su ciudad natal, el Deportivo.

Sin embargo, el éxito lo encontró a mediados de la década de los 50 cuando fichó por el Barcelona. Fue en esa misma temporada cuando la carrera de este interior izquierdo comenzó a ser meteórica y los títulos no tardaron en llegar. Con el conjunto azulgrana conquistó dos Ligas, dos Copas y dos Copas de Ferias. Fueron ocho temporadas en el Barcelona que sirvieron a Luis Suárez a crecer como fútbolista... y a hacer crecer su palmarés.

En 1961 el juego de Suárez no pasó desapercibido para los grandes clubes de Europa y en este año decide probar fortuna en Italia. El Inter de Milán lo ficha para que formara parte de una de las plantillas más poderosas del momento.

En Italia sumaría a su currículum nada más y nada menos que tres ligas italianas, dos Copas de Europa y dos Copas Intercontinentales. Gracias a su etapa en el conjunto italiano Luis Suárez pasaría a la historia del fútbol como uno de los mejores jugadores en su posición. Todavía hoy se recuerdan sus grandes partidos en Europa. En su época fue considerado como el orgullo de España por su gran trabajo fuera de nuestras fronteras.

Pese a su meteórico paso por el Inter, Luis Suárez conquistó el Balón de Oro en 1960 gracias a su trabajo en el Barcelona. El jugador es a día de hoy el único español que ha conseguido ser galardonado como el mejor jugador europeo. Uno de sus amigos fuera de los terrenos de juego, Alfredo Di Stéfano, le bautizó como el 'arquitecto' por su gran visión de juego y su facilidad a la hora de construir.

Con la selección española también destacó y su liderazgo lo logró transmitir para conquistar en 1964 la Eurocopa celebrada en nuestro país. Fue 31 veces internacional. En 1970 decide abandonar el Inter para recalar en las filas de la Sampdoria. Tres años después colgó las botas uno de los mejores futbolistas que ha dado España. Desde 1995 está vinculado al Inter de Milán y es el encargado de asesorar a Massimo Moratti para planificar la plantilla.

lunes, 17 de agosto de 2009

PAUL GASCOIGNE , GENIO Y LOCURA




"Fui un genio porque poca gente hacía con la pelota lo que yo podía hacer", Gascoigne dixit. No existe mejor definición para el futbolista inglés que la que el propio 'Gazza' expresó cuando le compararon una vez con Maradona. Se podría decir que prácticamente ningún aficionado al fútbol no ha oido hablar alguna vez en su vida de este fantástico jugador. Su magia dentro de los terrenos de juego y sus excentricidades fuera de él hacen del centrocampista inglés una de las grandes leyendas de este deporte.

Es posible que en la historia de Inglaterra no haya existido un futbolista tan exquisito, tan técnico. Con DNI inglés y ADN brasileño, 'Gazza' soltaba un misil de treinta metros lo mismo que tiraba un caño en una esquina. Sus fintas, sus regates, su conducción, su fina manera de finalizar enamoraron a finales de los 80 y principios de los 90. Como todo genio que se precie, la carrera de Gascoigne estuvo cargada de altibajos, de polémica y de muchos excesos. Un desequilibrio que le pasó factura a nivel deportivo. A Gascoigne se le vio tanto tiempo en forma como fuera de ella, pasado de kilos y en un bajo nivel físico.

'Gazza' dio sus primeros pasos en el club de su tierra, Newcastle, formando parte de las categorías inferiores de las 'urracas' con 16 años. Dos años después debutaría con el primer equipo en lo que fue el arranque prometedor de una futura estrella mundial. En el club de St. James Park permaneció cuatro temporadas. Por aquel entonces, los grandes de la Premier se rifaban al excéntrico centrocampista pero sería finalmente el Tottenham de Terry Venables el que se haría con sus servicios.

Con 21 años llegaron los grandes momentos de Gazza, que dejó a los aficionados de los 'spurs' momentos para el recuerdo, como el pase a la final de la FA Cup de 1991. Gascoigne se sacó de la chistera un libre directo magistral para apear al Arsenal. En la final, ante el Nottingham Forest, llegaría la primera desilusión de su carrera: una rotura de ligamentos en su rodilla derecha le apartó de los terrenos de juego.

Aquella lesión frenó su fichaje por la Lazio y una 'inoportuna' caída en un pub mientras se recuperaba alargó la ausencia de 'Gazza'. Finalmente, la figura inglesa recalaría en el club romano por más de cinco millones de libras. El fútbol espectáculo, de toque y precisión de Gascoigne no triunfó en el Calcio. Algún que otro detalle y un importante gol en un derbi con la Roma fueron el bagaje del futbolista en sus tres años en Italia.

Su futuro iba camino de esfumarse entre horas de bares, kilos de más y constantes enfrentamientos con entrenadores, compañeros y directivos, que relataremos en una noticia aparte, hasta que el Glasgow Rangers le rescató para su causa. En Ibrox Park recuperó la sonrisa y llevó a los protestantes al título de liga con 19 tantos, siendo nombrado mejor jugador de la liga ese año.

En Escocia se quedaría sus mejores años y su mejor estado de forma. En la última temporada en el Rangers el declive era más que evidente y 'Gazza' regresó a Inglaterra. Middlesbrough, Everton, Burnley y un paso fugaz por China y Estados Unidos para retirarse con tan sólo 31 años.

El contínuo baile del éxito al fracaso también acompañó a 'Gazza' en su periplo por la selección inglesa. Su participación se limitó al Mundial de Italia 90 y la Eurocopa del 96 en su país. Su carácter controvertido generaba dudas en todos los seleccionadores. Era demasiado bueno como para prescindir de él pero un riesgo en la unidad de cualquier equipo.

En su única cita mundialista se vio la cara más emotiva de la leyenda inglesa. Estadio Delle Allpi, 4 de julio, semifinales ante Alemania. El brasileño Wright mostraba la segunda cartulina amarilla a 'Gazza' y éste rompí a llorar como un niño. Si Inglaterra pasaba a la final, él no podría vivirlo sobre el terreno de juego. Su enternecedor llanto paralizó en ese momento el mundo del fútbol. Gascoigne, ese futbolista impertinente, egoísta e inmune a los problemas mundanos, tenía sentimientos.

Inglaterra se quedó a las puertas de la final y 'Gazza' tuvo que esperar seis años para redimirse. En la Eurocopa de su país y ante el eterno rival, Escocia, Gascoigne protagonizó una de esas imágenes que permanecerá en la hemeroteca futbolística para la eternidad. Un soberbio sombrero y un precioso disparo a bote pronto dispararon las 77.000 gargantas presentes en Wembley. Inglaterra, por cierto, volvió a quedarse a las puertas de la final tras caer ante Alemania en los penaltis. Gascoigne se despediría sin saber lo que era disputar una gran final y nosotros sin saber si reservaba alguna genialidad para un momento como ese.


jueves, 13 de agosto de 2009

PAOLO ROSSI , EL "ASESINO" DEL REY




Uno de los delanteros que marcaron época en Italia fue Paolo Rossi. El jugador ha escrito su nombre con letras de oro en el libro de historia del fútbol italiano gracias a las alegrías que dio a la afición. Rossi nació un 23 de septiembre de 1956 y comenzó su carrera como futbolista en la Cattolica Virtus con tan sólo 11 años. Ya desde pequeño ocupa la posición de atacante. Más tarde llegó a las filas de equipos como el Como Calcio, Vicenza Calcio y Perugia.

Pero fue en 1982 cuando le llegó la oportunidad de fichar por la 'todopoderosa' Juventus. Con la 'vecchia signora' llegó a ganar dos 'Scudettos' (1982 y 1984) y una Copa de Italia (1983). A estos títulos hay que sumar una Recopa de Europa y una Supercopa de Europa (ambas en 1984) y una Liga de Campeones (1985) también conquistadas con la Juventus. En la campaña 1985 fichó por el Milan y, tras no ganar ningún título, recaló en las filas del Hellas Verona, equipo en el que se retiró del fútbol en el año 1987.

Pese a los éxitos como fútbolista, su nombre fue salpicado tras verse implicado en un escándalo de apuestas ilegales en Italia. Paolo Rossi jugaba por aquel entonces en el Perugia y fue sancionado en 1980 con dos años lejos de los terrenos de juego. Pese a este escándalo, el atacante fue convocado por el seleccionador Bearzot para formar parte de la expedición italina que viajase a a jugar el Mundial de 1982 en España. Tras una discreta primera ronda, Rossi no llegó a marcar en los cuatro primeros partidos y eso provocó que la afición italiana se cuestionara si había sido acertado la inclusión de Paolo en la selección.

Sin embargo, el delantero 'explotó' y en la segunda fase ante Brasil marcó nada más y nada menos que un 'hat-trick' para dar la victoria a Italia por 3-2 ante la 'Canarinha'. Después hizo dos dianas ante Polonia en semifinales para marcar uno más en la final ante Alemania. Paolo Rossi se convirtió en el máximo goleador del Mundial de España y fue nombrado el mejor jugador de la competición. Con el Mundial, Rossi consiguió que Italia igualara en Copas del Mundo a Brasil (3) y se convirtió en el 'asesino' del rey del fútbol.

En 1982 le otorgaron el 'Balón de Oro' por su espectacular trayectoria y ese mismo año recibió el galardón de mejor jugador europeo. ¡Quién iba a decir que Rossi recibiría tantos títulos personales y fuera clave en el Mundial varios meses después de volver a los terrenos de juego tras su castigo por las apuestas! En 2002 publicó su autobiografía en la que cuenta, entre otras cosas, que hizo llorar a todo un país como Brasil por sus tres goles en el Mundial.

Actualmente colabora con diversos medios de comunicación como comentarista deportivo y regenta un negocio inmobiliario. El delantero Rossi tiene una página web donde todos los aficionados al fútbol pueden conocer un poco mejor a este genial futbolista.


miércoles, 12 de agosto de 2009

CARLOS CASZELY , EL PENALTY DE LA DESDICHA




Vamos a recordar el penal fallido de Carlos Humberto Caszely. Yo soy el Shock y este es mi rincón mental.

Corrí­a el año 1982 en pleno Mundial de Fútbol de España 1982, y yo como siempre sentado frente a mi fiel Televisor IRT, más especí­ficamente el 17 de Junio de 1982, en el Estadio “Carlos Tartiére de Oviedo” en un partido en el cual la selección chilena llamada La “Roja de la euforia” enfrentaba a su homólogo de Austria, la cual se pone en ventaja en el minuto 21` con un cabezazo del jugador Schachner, que vencí­a al arquero de nuestra selección Mario “Gato” Osbén.
En el minuto 26` arranca Caszely y es derribado en el área penal de Austria, acción que el árbitro del encuentro, Cardellino de Uruguay cobra como penal, ante la euforia de la hinchada chilena.
El mismo Caszely se coloca en posición de patear (NdR: El designado a patear el penal era Gustavo Moscoso quien cedió la oportunidad tras la insistencia del delantero) y toma carrera, no se respira, nadie pestañea, y… todos gritan gooooool (antes de que remate) y de repente ven a Caszely con la cabeza gacha, y recién con un silencio sepulcral la hinchada tanto en Chile como en España comprende lo sucedido y es que el penal fue lanzado fuera.

Habí­a caí­do un balde de agua frí­a a la selección chilena, y más sobre Carlos Caszely, que quedó destrozado y con su motivación por el suelo, el resto de dicho partido se vio a la selección nacional intentar burlar la defensa del seleccionado austrí­aco, pero fue infructuoso y Chile cae por la cuenta mí­nima.
Como parte la tradición chaquetera de Chile, la carrera de este brillante jugador apodado el “Rey del metro cuadrado” fue truncada por aquel funesto penal, olvidando que hasta los grandes jugadores de fútbol equivocan un penal.
Luego de la derrota frente al seleccionado de Austria, la selección Nacional no ganó ningún partido, dejando a esta selección de Chile que tení­a un plantel de jugadores como: Mario “Gato” Osbén, Oscar Wirth, Marco Cornez, Lizardo “Chano” Garrido, René Valenzuela, Vladimir Bigorra, Don Elí­as Figueroa, Rodolfo Dubó, Eduardo “Bonva” Bonvallet, Gustavo Moscoso, el mismo “Chino” Caszely, Patricio Yáñez, Miguel Angel Neira, Carlos Rivas, Juan Carlos Letelier, Mario Soto, Raúl Ormeño, Manuel Rojas, Mario Galindo, Enzo Escobar y Miguel Angel Gamboa, que habí­an llegado al mundial con su valla invicta, cosa difí­cil de creer hoy en dí­a, lo que a su vez hací­a presagiar que Chile estaba para grandes hazañas, pero “las cosas del Fútbol” son así­ totalmente impredecibles.
Creo que ese dinamismo es el que hace al fútbol un deporte de pasión de multitudes, nunca se puede predecir a ciencia cierta que sucederá.

Pasaron algunos años y Caszely continuó jugando por la selección de Chile, sin embargo fue ví­ctima de la yeta o maldición de muchos goleadores chilenos y fue la de no poder convertir un gol en una Copa Mundial.
El se caracterizaba por hacer goles con “estilo” dando un real espectáculo en los partidos hací­a fintas en espacios reducidos en el área razón por la cual se ganó el apodo de “Rey del Metro cuadrado”.



MUNDIAL ESPAÑA 1982




Hasta ese 1982 el fútbol le venía demostrando a la FIFA que era un éxito comercial. Poniendo esto en la balanza, los dirigentes de la federación, con Joao Havelange a la cabeza, decidieron aumentar el número de participantes de 16 a 24. Por ende las autoridades españolas debieron bregar mucho y bien para poder cumplir con la organización mundialista.

A pesar de recibir más equipos, España cumplió porque además de la excelente organización los españoles crearon un ambiente festivo que duró desde el 13 de junio al 11 de julio de 1982 aunque en el aspecto futbolístico fue un Mundial que generó dudas y cierta confusión.

El mundial en marcha Las asociaciones europeas consiguieron salirse con la suya y presentaron 14 representativos: Polonia, Italia, Alemania Occidental, Austria, Bélgica, Hungría, Inglaterra, Francia, Checoslovaquia, Irlanda del Norte, Yugoslavia, Unión Soviética, Escocia y el país anfitrión, España. Por Sudamérica siguió la cantidad tradicional de cuatro: el campeón Argentina, Brasil, Perú y Chile.




Por la CONCACAF El Salvador y Honduras. Por Africa Camerún y Argelia, Kuwait representando a Asia y Nueva Zelanda por Oceanía. Las sedes fueron Vigo, La Coruña, Gijón, Oviedo, Barcelona, Elche, Alicante, Bilbao, Valladolid, Valencia, Zaragoza, Sevilla, Málaga y Madrid.

El seleccionado argentino concurrió en calidad de campeón con la misma dirección técnica de César Luis Menotti y pocas variantes en relación al equipo de 1978, salvo el agregado de Ramón Díaz, Juan Barbas y Diego Armando Maradona, los tres coronados campeones mundiales con la selección juvenil argentina en1979. Pero la nación sudamericana libraba un enfrentamiento bélico contra los ingleses por la posesión de las Islas Malvinas y fue un rumor a voces que la escuadra argentina no estaba anímicamente bien dispuesta paro el torneo, si bien eran los campeones del Mundo.

Italia se perfila sin merecerlo Por su parte Italia pasó a la siguiente ronda por un gol de diferencia frente a Camerún. Ciertos medios de prensa italianos señalaron que existían dudas sobre la clasificación italiana que dejó afuera a los africanos, (se sugirió que hubo un pago previo a los camerunenses para dejarse hacer un gol de más). Esto causó enojo en los jugadores italianos que optaron por no hablar con el periodismo.



Nunca se decidió una investigación y el caso quedó archivado. El otro seleccionado que acompañó a Italia fue Polonia que no tuvo problemas para golear a Perú por 5-1 (en este caso no hubo quejas por la legalidad de una nueva goleado de la escuadra andina como ocurrió en el ´78) y empatar con Italia y Camerún 0-0.

Polonia tenía en sus filas a un jugador excepcional: Bonieck. Asimismo el Mundial de España también se recordará por el triste espectáculo que brindaron los seleccionados de Austria y Alemania Occidental para dejar afuera al mejor equipo del grupo dos: Argelia.

Una verdadera revelación que en la primera ronda le ganó 2-1 a la propia Alemania y 3-2 a un apático seleccionado chileno. Debido a este triunfo tanto austriacos como alemanes debieron jugar un partido decisivo.

Si los austríacos ganaban o empataban quedaba afuera Alemania Occidental. Lamentablemente y ante la silbatina del público, a los 10 minutos de comenzado el encuentro Alemania se puso en ventaja con gol de Hrubesch y a partir de ahí hasta el silbatazo final ni austriacos ni germanos hicieron algo por cambiar el marcador.

Una actuación descalificadora que obligó a la FIFA a implantar nuevas reglas pero que tuvo un chivo expiatorio: Argelia. El "jogo bonito" de Brasil no alcanzó Por el lado de Brasil las cosas estaban muy bien. Aquella escuadra verde amarelha de Leandro, Luisinho,Junior, Falcao, Sócrates, Serginho, Dirceu, Eder y Zico y dirigida por Tele Santana ganaba todo. A la Unión Soviética 2-1, a Escocia 4-1 y a Nueva Zelanda 4-0. Eran otra vez los favoritos.



Pero este también fue el Mundial de la goleada de 10-1 que le propinó Hungría a El Salvador. El certamen en donde España no le encontró la vuelta a su juego y terminó corriendo con bríos y ganas pero sin ideas. La España de Arconada, Camacho, Gordillo, Tendillo, Juanito, Joaquín, Zamora y López Ufarte se fue apenas en intenciones. España ´82 fue testigo además, de los afamados Diablos Rojos de Bélgica, que en su debut vencieron 1-0 a Argentina con gol de Vandenberg.


Los belgas contaban con el portero Eddie Pfaff, Gerets, Millecamps, Coeck, Vercauteren, Vandermissen, el grandote Ceulemans y Czerniatynski, aunque a pesar de tanto ruido rompieron pocas nueces y ni siquiera llegaron a semifinales. En la segunda ronda despertarón los azzurri A la postre el equipo que dió la nota fue Italia.

Con la dirección técnica de Enzo Bearzott, la escuadra azzurri, en encuentros decisivos, venció 2-1 a Argentina y 3-2 a Brasil con 3 goles de Paolo Rossi. El conjunto brasileño de 1982 fue tal vez uno de los mejores después del de México ´70 y su eliminación del certamen de España marcó un hito en la historia de los mundiales y del balompié brasileño.

Pero Italia despertó en la segunda ronda. Pocas veces antes se vió algo semejante. De aquél seleccionado abucheado y criticado de la primera parte al equipo seguro y ganador de la segunda. En semifinales venció 2-0 a Polonia, selección destinada a llegar a la entrada de una final pero nunca pasarla.

Por el otro lado Alemania Occidental, con estilo por momentos torpe y exageradamente estructurado, con Stieylke, Forster, Breitner, Dremmler, Littbarski, Fisher y Rummenigge consiguió eliminar en semifinales por penales, en jornada histórica, a la Francia de Castañeda, Amoros, Tresor, Larios, Gierard, Soler, Girese, Couriol, Bellone, Platini y Tigana, después que el partido había terminado 3-3 en tiempo reglamentario.

Así Italia y Alemania completarían una final europea. Atrás había quedado España derrotada por los germanos 2-1 al comenzar la segunda ronda del certamen. Maradona no pudo La escuadra de casa nunca levantó vuelo y terminó maniatada por su propia impotencia. Argentina por su parte, con un plantel que despertó elogios de todas partes no supo encontrar el deseo de ganar que había mostrado cuatro años antes.

Tal vez por el conflicto antártico, tal vez por el aburgesamiento de algunos de sus jugadores principales, lo cierto es que fue absorbida por las defensas contrarias sin presentar mucha batalla, y su actuación, y la de Maradona, no respondieron a las expectativas previas. Italia como en el ´34 y el ´38 El 8 de Julio de 1982, con el arbitraje del uruguayo Juan Cardelino, en el legendario estadio Santiago Bernabeu de Madrid, Italia consiguió su tercera Copa Mundial.

El resultado final fue de 3-1 contra una Alemania cansada del encuentro semifinal ante Francia y que opuso poca resistencia. Con goles de Rossi, Tardelli y Altobelli contra uno de Breitner, la selección peninsular volvió a tocar la gloria igualando entonces a Brasil con tres Campeonatos Mundiales. Faena ilustre la de aquel conjunto conformado por el veterano portero Dino Zoff, Gentile, Cabrini, Bergomi, Scirea, Conti, Tardelli, Rossi, Graziani y Causio.

Esas cosas del fútbol, del infierno a la gloria en un abrir y cerrar de ojos. Y mientras toda Italia exteriorizaba su alegría, los mariachis volvían a afinar sus guitarras y voces preparándose para su segunda cita mundial en 16 años en México.




CURIOSIDADES DEL MUNDIAL


- Se produce la mayor goleada en una Copa del Mundo: Hungría derrota a El Salvador por 10 a 1.

- El jugador de Irlanda del Norte Norman Whiteside, debutó en este mundial en el partido que su equipo jugó frente a Yugoslavia, a la edad de 17 años y 42 días, convirtiéndose en el jugador más joven que ha participado en una Copa del Mundo.

- El delantero húngaro Laszlo Kiss se convirtió en el único jugador suplente en marcar tres goles en un partido mundialista. Fue en la inolvidable goleada de Hungría a El Salvador por 10 a 1.

- Hubo muchos casos de hermanos integrando una misma selección. Pero los hermanos Víctor y Vyacheslav Chanov son inigualables ya que en el mundial de España 1982, ambos integraban la selección de la Unión Soviética… y los dos eran arqueros! Sin embargo, ninguno pudo jugar ya que el arquero titular era el fenomenal Rinat Dassajev.

- España ve debutar en su Mundial a Diego Armando Maradona, otro de los jugadores que disputa ser el mejor de todos los tiempos.

- Se presenta unos de los goles mas rapidos de la historia, lo anota Brian Robson de Inglaterra a Francia. Sólo transcurren 27 segundos de partido.

- En Valladolid se enfrentan las selecciones de Francia y Kuwait. Con 3 a 1 para los galos, Francia anota su cuarto gol. Unos segundo más tarde, el príncipe heredero de Kuwait y presidente de la Federación de fútbol nacional ingresa en el terreno de juego con su túnica y turbante y ordena a sus jugadores que se retiraran del partido. Tras hablar con el colegiado e indicarle que había sonado un pitido desde algún lugar (probablemente desde las gradas) que había hecho que sus jugadores se parasen, se anula el gol. Finalizado el Mundial, el príncipe acusó a la FIFA de mafia. El partido terminó con derrota Kuwaití.

- 2,80 es el promedio de goles por partido convirtiéndose en el más alto de la historia.

- Aumenta el número de participantes de 16 a 24, disputándose 52 partidos en 17 estadios de 14 ciudades.

- Se entrega por primera vez el Botín de Oro al campeón de goleo y el Balón de oro al mejor jugador. El italiano Paolo Rossi se adjudica los dos.

- La semifinal que ganó Alemania a Francia fue la primera en decidirse en “tiros penales”.

- Luego de llegar a la final en los dos mundiales anteriores, Holanda fue la gran ausente al no lograr clasificar.

- El presidente de Camerún decretó un día feriado nacional al lograr su selección clasificarse por primera vez a un mundial.





DELIO ONNIS , EL ADN DEL GOL




Hablar de Delio Onnis es hablar de la máxima expresión del fútbol: el gol. En un repaso a los grandes jugadores de la historia de la Ligue 1, recordar al futbolista italo-argentino es un ejercicio de memoria obligado. El 'Tano' (así se le conocía) permaneció durante quince temporadas en el campeonato francés y en su paso por cuatro equipos llegó a convertirse en el máximo goleador de la historia del torneo galo. Casi de rebote, sin grandes éxitos colectivos, sin reconocimiento nacional, pero con los datos en la mano, Delio Onnis fue una auténtica leyenda del fútbol francés.

Con sólo tres años, la vida del 'Tano' tomaría un rumbo que, quién se lo iba a decir a él, condicionaría su carrera deportiva a nivel de selecciones. Nacido en Italia, Onnis tuvo que emigrar con su familia a Argentina cuando apenas sabía andar. Sus primeros pasos como futbolista los dio en Almagro, de donde dio el salto a su primer club importante, el Gimnasia y Esgrima La Plata. Debutó en primera división a los 20 años y en el club argentino permaneció durante tres temporadas (68-71). Cosas del destino, una extraña carambola dio con sus huesos en la liga francesa.


Representantes del Stade de Reims viajaron a Argentina para cerrar el traspaso del 'Mono' Obberti. Cuando el traspaso era casi una realidad, la mujer del futbolista se negó a trasladar su vida a otro país y el fichaje se vino abajo. Fue entonces cuando los dirigentes franceses se decidieron por Onnis. Su inesperada incorporación restó presión al 'Tano' en su llegada a una liga extranjera, desconocida, y que no se podía imaginar que ese chaval espigado, de movimientos algo torpes, acabaría siendo su referencia en la tabla de goleadores hasta el día de hoy.

En el club del norte de Francia jugó dos temporadas, dejando claro desde el principio que poseía un olfato goleador a la altura de los grandes artilleros del momento. Cerró su primer año con 22 goles y ratificó su condición de 'killer' en el siguiente con 17 tantos. Su técnica distaba mucho de ser depurada, sus recursos en el regate eran limitados y tampoco era una bala con el cuero en los pies. Carencias que el 'Tano' suplía con su sentido de la anticipación, desmarques inteligentes, contundente remate de cabeza y eficacia en la finalización. Fuera del área era un jugador un tanto vulgar, pero dentro no había nadie como él.

Bianchi le arrebató el pichichi en tres temporadas

Un Mónaco en plena reestructuración tras su paso por la segunda francesa decidió incuirle en su proyecto. Bajo la batuta de Gerard Banide, Onnis siguió inflando las estadísticas y manteniendo al club monegasco en la máxima categoría. Tras anotar 26 goles en su primera campaña, Onnis se proclamó máximo goleador del campeonato en el segundo año, con la insultante cifra de 30 dianas. En su tercera temporada, iniciaría una histórica rivalidad con el argentino Carlos Bianchi, por entonces jugador de su ex equipo, el Stade de Reims. El 'Virrey' le ganó el duelo de artilleros y los 29 goles del 'Tano' no sólo no le sirvieron para ser nuevamente el pichichi, sino que tampoco evitaron el descenso de su equipo.

El nuevo paso por segunda del Monaco fue un mero trámite con Onnis en plan estelar. 30 goles, máximo realizador del campeonato y otra vez a la Ligue 1. Había que retomar el duelo con Bianchi, en ese momento jugador ya del PSG. Los 29 y 22 tantos del 'Tano' volvieron a quedarse cortos ante la tremenda efectividad de su rival. Pero esta vez, al menos, Onnis se resarciría con uno de los dos títulos con los que acabaría su palmarés. Junto a otros históricos como Jean Luc-Ettori, Rolland Courbis o Christian Dalger, el Monaco ocupaba el trono de la Ligue 1, quince años después. En su última temporada en el Principado, Onnis puso el broche de oro con otro pichichi y el título de Copa.

El castigo de la albiceleste
Eran los años dorados del futbolista italo-argentino, que repetiría galardón en la 80-81 y 81-82 con el Tours, donde estuvo otra temporada más, para terminar en el Toulon, donde pondría punto y final a su carrera. Para no perder la costumbre, Onnis se estrenó en el club del sudeste francés con el que sería su quinto, y a la postre, último pichichi. Fue la antesala de su retirada, dos años más tarde, con 38 años.

Una carrera plagada de éxitos a nivel individual que sorprendentemente no se vio recompensada a nivel nacional. La presencia de un delantero de garantías como Bianchi, y el hecho de haber nacido en Italia, alejó al 'Tano' de la selección argentina. Él se había decantado por la albiceleste, pero el país donde se crió le dio la espalda y le impidió que su olfato goleador oliera alguna cita mundialista. Así que Onnis tuvo que conformarse 'sólo' con su condición de máximo goleador en la historia de la Ligue 1 con 299 goles y el decimosexto puesto de la clasificación de artilleros en todo el mundo. Y es que como aseguró en su momento el diario "L´Equipe", Delio Onnis fue "el mejor goleador que Francia hubiera visto evolucionar sobre su territorio".

martes, 11 de agosto de 2009

ANDREAS BREHME , LA ELEGANCIA DE UN AMBIDIESTRO




Hoy toca hablar de otra leyenda viva del fútbol mundial. Pese a retirarse hace ya 11 años, los aficionados siguen recordando a uno de los mejores laterales zurdos que se ha visto en la historia del fútbol. Este genial futbolista destacó por su dominio del balón con ambas piernas y muchos llegaron a etiquetarle como uno de los jugadores más elegantes de la época. Brehme fue un lateral muy completo y su buen hacer le supuso multitud de éxitos.

Con su llegada al Bayern el palmarés de Brehme comenzó a engordar

Brehme comenzó a dar sus primeras patadas en el Barmbeck Uhlenhorst, un equipo de su ciudad natal, Hamburgo. Tras cinco temporadas le llegó la oportunidad de recalar en las filas del Kaiserslautern, club que a la postre sería uno de los equipos de sus amores. Ficho por este conjunto en 1981 y con sólo 21 años Brehme comenzó a forjar su propia leyenda. En el Kaiserslautern disputó cinco temporadas... y a cual mejor. Andreas Brehme se convirtió en una figura de la zaga del conjunto alemán. Su etapa en los 'Die roten Teufel' fue más que destacada y eso hizo que el mejor club de la Bundesliga pusiera sus ojos en él. Así, en 1986 ficha por el Bayern de Múnich y es entonces cuando estrena su palmarés como jugador. Ese mismo año conquista la Liga alemana y en 1987 se hace con la Supercopa de Alemania.

Y del Bayern de Múnich a Italia. Andreas Brehme acpetó la oferta del Inter de Milán en 1988 para seguir los pasos de sus compatriotras Klinsmann y Matthaus. En el país de la pasta sumó tres títulos más a su palmarés (Un Scudetto, una Supercopa de Itlalia y una UEFA). Fue en el equipo 'neroazzurro' donde desplegará su mejor fútbol. Tras cuatro años en el Inter, Brehme decide recalar en las filas del Zaragoza, pero en España no le sonrió la suerte y regresó a su país en 1993.

Con la selección alemana llegó a disputar 86 partidos y su momento de gloria llegó cuando en la final del Mundial de 1990 disputada en Roma, marcó el gol de la victoria desde el punto de penalti y a cinco minutos del final. Alemania ganaba a Argentina y levantaba de esta manera el título mundial. 6 años más tarde de aquel gol, Brehme reconoció en una entrevista que no fue penalti y que, por tanto, su gol no debería haber subido al marcador. El defensa también conquistó la Eurocopa de 1996 celebrada en Inglaterra.


lunes, 10 de agosto de 2009

ERIC CANTONÁ , UN DIABLO EN EL OLIMPO






La historia del fútbol la hacen las gestas, los goles, los resultados, la épica, las remontadas, las victorias, las derrotas y las ilusiones. Pero, por encima de todo eso, están los jugadores. Ellos son los verdaderos protagonistas de este deporte y sólo algunos afortunados son siempre recordados. Eric Cantona es uno de ellos.

Tal vez uno de los mejores futbolistas franceses de todos los tiempos, Eric nació un 24 de mayo de 1966 en Marsella. Pronto, muy pronto, comenzó a despuntar en las categorías inferiores y fue el Auxerre el que le dio la ‘alternativa’ allá por el año 1983. Su talento todavía era su mejor secreto y en el Martigues, equipo en el que jugó cedido, no lo sabían.

Es por eso que volvió al Auxerre, vistiendo su camiseta hasta 1988. Sus 21 goles en 68 partidos le abrieron las puertas del equipo de su ciudad natal, el Olympique de Marsella. Su escaso rendimiento hizo que, al año, hiciera las maletas y se marchara al Girondis de Burdeos, pero poco duró esta aventura porque en ese mismo año, en 1989, viajaría a Montpellier.
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REPORTAJE

Las locuras de un genio

Por aquel entonces su fuerte carácter hacía invisible su gran habilidad para jugar de delantero. En una ocasión lanzó las botas a la cara de un compañero y fue suspendido durante 10 días. Por eso y por su corta aportación anotadora, en 1990 volvía al Olympique de Marsella, donde tenían la difícil misión de encauzar su personalidad, pero fue inútil.

Se marchó a Inglaterra buscando estabilidad
Los directivos se cansaron de esperar una mejoría y decidieron traspasarlo al Nimes, donde apenas marcó 2 goles en 16 partidos. Harto de tanto ir y venir, Eric buscaba una cierta estabilidad y una fuerte dosis de confianza en su juego. En 1992 decidió cruzar el Canal de la Mancha. Su decisión no pudo ser más acertada.

El destino, Leeds, previo paso por el Sheffield Wednesday, donde estuvo a prueba unas semanas. Ya en el Leeds United, Cantona logró adaptarse y ayudó al equipo a conquistar la First Divisíon (ahora Premier League) después de casi veinte años sin lograrlo. Jugó 28 partidos en los que logró marcar 9 goles. Pero esto no impidió que, ese mismo año, una persona viera en él una estrella. Sir Alex Ferguson, cazatalentos por excelencia, puso sus ojos y sus esperanzas en ese joven y desconocido jugador de 26 años de etnia gitana.

El técnico escocés se propuso un reto: debía moldear a un futbolista polémico, como si fuera un domador de fieras, y convertirlo en un gran jugador. Y lo consiguió. Se convirtió en la primera y única persona que logró pulir un diamante que brilló con luz propia durante cuatro maravillosos años.

Marcó un total de 53 durante cuatro años, promediando una media de un gol por cada dos partidos

Cantona vistió la camiseta del Manchester United durante cuatro temporadas en las que logró convertirse en uno de los grandes futbolistas de la historia del club. Ahora su talento lograba dejar atrás su fuerte temperamento, aunque el carácter siempre iba cosido a sus goles. Marcó un total de 53 durante cuatro años, promediando una media de un gol por cada dos partidos.

El United volvió a ganar la Liga tras casi 30 años sin hacerlo
El francés formó parte de un impresionante equipo donde había talentos de la categoría de Mark Hughes, Paul Ince o Roy Keane, además de excelentes promesas como Ryan Giggs o Paul Scholes. Con todos ellos llegó la hegemonía del Manchester United en las Islas Británicas, un equipo que llevaba casi treinta años sin levantar un título liguero. También llegaron las 2 Copas de Inglaterra de 1994 y de 1996, pero el título que siempre se le resistió a Cantona fue la Champions League.

Era la época dorada de los ‘red devils’ con un Cantona que puso de moda el teatro, el de los sueños, Old Trafford. Pero entonces, volvieron a aparecer los fantasmas del pasado, que nunca olvida. Era 1995 y Cantona jugaba un partido en Londres contra el Crystal Palace. Tras ser expulsado, Eric caminaba por la banda para abandonar el campo cuando un aficionado le increpó con insultos racistas.

El otro ‘diablo’ que llevaba dentro volvió a florecer, pero esta vez en forma de patada voladora contra el aficionado, además de varios puñetazos. Esto marcó un antes y un después en su carrera. El jugador fue condenado a siete días de cárcel, pero finalmente sólo cumplió 24 horas. Además, fue sancionado 10 meses y el Manchester también le castigó duramente. El incidente también le costó no volver a la selección francesa, donde nunca llegó a brillar del todo por las tensas relaciones con el seleccionador, Henri Michel.

Siempre se le recordará con el cuello levantado
Sin embargo, son muchos los que le recuerdan por su contribución al fútbol-espectáculo. Cantona, con sus míticos cuellos de la camiseta levantados, personificaba como nadie el carácter y el temperamento dentro de un terreno de juego. Su dureza caminaba de la mano de su enorme calidad con el balón, de su potencia en el disparo, de su clase y estilo a la hora de conducir la pelota. Todo ello contribuyó para que el ‘príncipe gitano’ se convirtiera en el ‘rey’ del fútbol inglés.

En 1997 decidió colgar las botas a la edad de 31 años. Desde entonces se dedica a jugar a fútbol playa, protagonizar anuncios y actuar en diferentes películas. Años más tarde declaraba las razones de su retirada. “Perdí la pasión por el fútbol. Yo siempre jugué para divertirme y cuando dejé de divertirme, me fui”.

Y tenía razón. Cantona era un jugador que se divertía y que divertía. Verle jugar era algo mágico, era un diablo tocado por el cielo, un genio y figura, una estrella fugaz que alumbró el fútbol durante la década de los 90. En definitiva, un diablo en el Olimpo.


ROGER MILLA , EL TALENTO TARDÍO






Más vale tarde que nunca. Esa premisa sería la mejor manera de definir la carrera de Roger Miller. Sí, Miller. El considerado como mejor jugador de Camerún de todos los tiempos guardó los mejores momentos de su carrera para el final. En esa etapa en la que los futbolistas calientan banquillos, buscan cerrar su trayectoria en equipos modestos o deciden firmar el último gran contrato de su vida y jugar en una liga exótica, el león indomable de Yaoundé se empeñó hacer historia. Fue la consagración, la verdadera explosión de un futbolista que rebosaba talento.

Curiosamente, sus inicios no presagiaban un estancamiento, apuntaban a la habitual evolución de una joven promesa. Que a los 18 años ya jugara en uno de los equipos punteros de su país, el Leopard de Douala, y que su orgía goleadora le llevara a conquistar el Balón de Oro Africano a los 24 años, eran claros indicios de que estábamos ante el mejor jugador que Camerún había dado jamás. Lo que nadie esperaba es que las temporadas venideras sumergieran a Milla en una dinámica de pesimismo, discrección y frustración por sus repetidas aventuras fallidas en la Liga Francesa.

Roger Miller decidió cambiar su apellido por el de Milla, que sonaba más africano

Roger Miller, que decidió cambiarse el apellido por Milla porque sonaba más africano, fue un incomprendido de la Ligue 1. Desembarcó en Europa con 25 años gracias a una jugosa oferta del Valenciennes. Dos temporadas en el norte de Francia en las que Milla no pudo brillar. La adaptación parecía ser el factor determinante de ese bajo rendimiento, pero sus posteriores aventuras en el Mónaco y Bastia demostraron que los pronósticos en torno al camerunés se iban quedando por el camino. Al menos, con estos dos últimos, consiguió estrenar su palmarés europeo con dos Copas de Francia. Mientras su talento se esfumaba en tierras galas, él iniciaba su leyenda con los leones indomables logrando una histórica clasificación para el Mundial de España.

Luego llegarían el Saint-Etienne y el Montpellier, equipos que vivieron los mejores años del camerunés en Europa. Recuperó su tremendo olfato goleador y dejó detalles de su gran calidad y lectura del juego antes de regresar a su país. Y es que la filosofía de vida de Milla no encajaba en Francia. Sus costumbres de salir a bailar el día antes de los partidos, o sus constantes viajes a Camerún terminaron por desquiciar a los equipos técnicos con los que trabajó el camerunés. "La gente me juzgaba por lo que oían o leían en la prensa y los grandes clubes no tenían ninguna fe en mí", señalaría Milla más adelante. Francia había absorbido los mejores años de Milla sin disfrutar de sus desequilibrantes cambios de ritmo o de su baile de Makossa (con el que celebraba sus goles).

Retirada momentánea
Tras conquistar su segunda Copa de África, Milla decidió poner punto y ¿final? a su carrera con la selección con el Mundial de Italia 90 a la vuelta de la esquina. Pero una llamada inesperada y a la postre muy afortunada, hizo que Milla se replanteara volver a liderar los leones indomables. El mismísimo presidente de Camerún le pidió que regresara, y Milla aceptó. Fue el principio de la que sería la mejor participación de una selección africana en un Mundial. Con 38 años, Milla completó una selección de gran nivel junto a Nkono, Makanaky u Oman Biyik. Los leones indomables arrancaron la cita mundialista con impacto, sorprendiendo a la Argentina de Maradona. Milla se estrenó en el siguiente encuentro con un doblete para superar a Rumanía. Camerún ya estaba en octavos.

En el estadio San Paolo de Nápoles llegó el gran momento en la carrera de Milla. Camerún y Colombia medían sus fuerzas en un choque que fue a la prórroga, y que el de Yaoundé rompió con otros dos goles. En el primero fusiló a Higuita tras sentar a Perea y Escobar y el segundo castigó una frivolidad del meta colombiano. "Quiso regatearme. A Milla no le regatea nadie", explicaba más tarde el camerunés. El histórico papel del combinado africano se vio frenado por la Inglaterra de los Gascoigne, Shilton, Platt y Lineker. Un partido para el recuerdo en el que los 'pross' tuvieron que empatar en el último suspiro, y de penalti, y que decidieron en la prórroga. El momento de Camerún había pasado. El de Milla, aún no.


Cuatro años más tarde, con 42 años, el camerunés volvía a una cita mundialista. Pero esta vez sería distinto. La suerte no se alió con los leones indomables, que tuvieron que lidiar en el grupo con la Brasil de Romario y Bebeto y la mejor Suecia que se recuerda. Dos partidos en los que Camerún tuvo un papel más que digno. Para cerrar su participación, Milla marcó en el partido ante Rusia (el de los cinco goles de Salenko) y demostró que con ilusión y talento, todo es posible.


MATHIAS SAMMER , EL ÚLTIMO MURO DE ALEMANIA






Uno de los alemanes que ha dado más alegrías a su país es Matthias Sammer. El jugador fue uno de los grandes de la Bundesliga y aún es muy recordado entre la afición alemana. Sammer nació en la Dresden un 5 de septiembre de 1967. Su carrrera como profesional arrancó en el año 1985 en las filas del Dynamo de Dresden.

Después de cinco temporadas haciendo las cosas realmente bien, al futbolista alemán le llegó la oportunidad de seguir creciendo. El Stuttgart le fichó y su progresión siguió creciendo con el paso de los años. Matthias Sammer comenzó jugando de centrocampista. Durante sus pasos en el conjunto de su ciudad natal marcó 39 goles y en el Stuttgart siguió sumando dianas (llegó a marcar 21 goles en 66 partidos). Sin embargo, el destino hizo que Sammer fuera retrasando cada vez más su posición hasta ocupar la posición de central.

Sammer conquistó dos Bundesligas, una Liga de Campeones y una Intercontinental con el Borussia de Dortmund

El Inter de Milán se fijó en él en la temporada 1992/1993 y Sammer no se lo pensó dos veces para probar fortuna en el fútbol italiano. Sin embargo, esta vez la fortuna no estuvo de su lado y un año más tarde decidió regresar a su país. Al llegar al Borussia de Dortmund, este jugador comenzó a engordar su palmarés. Con el Stuttgart había ganado una Bundesliga, pero con su llegada al Borussia de Dortmund, Matthias Sammer se hizo con dos títulos ligueros, una Liga de Campeones y una Copa Intercontinental. Eran los años dorados de un Borussia que se hizo grande en aquella época.

Gracias a estos éxitos Sammer fue nombrado en 1995 y en 1996 el Futbolista Alemán del Año y también en 1996 le fue otorgado el Balón de Oro. Matthias Sammer se convirtió en aquel año en el primer defensor en recibir el premio de France Football desde 1976 (año que lo ganó su compatriota Beckenbauer). El jurado dio 144 votos a Sammer... ¡y se lo 'quitó' al por entonces azulgrana Ronaldo por sólo tres votos! El delantero brasileño recibió 141 votos y se quedó con la miel en los labios. Ronaldo conquistó ese año una Copa de Holanda con el PSV Eindhoven y marcó bastantes goles con el Barcelona. El tercero en el Balón de Oro de 1996 fue el atacante inglés Alan Shearer.

YOUTUBE RECOGE ALGUNAS DE LAS MEJORES JUGADAS DE SAMMER EN LA EURO '96

Con la selección alemana cosechó éxitos y también en 1996 se hizo con la Eurocopa de Inglaterra. Matthias Sammer, que llegó a ser capitán, jugó más de 70 partidos con Alemania del Este y más de 50 con la unificada. Tras retirarse en el Borussia de Dortmund en 1998, Matthias Sammer siguió vinculado al mundo de fútbol y, tras sacarse el título de entrenador, dirigió al Borussia de Dortmund (2000-2004) y al Stuttgart (2004-2005). Actualmente es el director técnico de la Federación Alemana de Fútbol y tiene contrato hasta 2013. Pese a ello, Sammer sonó para dirigir al Bayern de Múnich la pasada temporada tras los malos resultados que estaba cosechando Jürgen Klinsmann. Al final el conjunto bávaro acabó por decantarse por Louis Van Gaal.